REVELACIÓN

‘’Una revelación por Jesucristo, que Dios le dio, para mostrar a sus esclavos las cosas que tienen que suceder dentro de poco.’’ — Revelación 1:1

Las palabras iniciales del libro de Revelación señalan que los eventos mencionados en él tienen lugar durante el “día del Señor”. Por esa razón Juan dice lo siguiente: “Por inspiración llegué a estar en el día del Señor”. Tal como se muestra en el capítulo cinco, el día del Señor es la manifestación o revelación futura de Jesús. Pablo indicó ese hecho cuando escribió lo siguiente: “Mientras esperas con impaciencia la revelación de nuestro Señor Jesucristo. Él también lo hará firme hasta el final, para que no esté abierto a ninguna acusación en el día de nuestro Señor Jesucristo. Dios es fiel, por quien fuiste llamado a compartir con su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.” (1 Corintios 1: 7-9)

La dramática apertura de cada uno de los siete sellos del rollo sagrado de Revelación pone en marcha acontecimientos irreversibles asociados con la coronación de Cristo en los cielos. La apertura de los primeros cuatro sellos desata a los cuatro jinetes del Apocalipsis sumiendo al mundo en guerra, hambre y plagas mortíferas. Tal como se ha establecido en esta publicación, esos eventos aún están en el futuro. Eso es especialmente evidente en relación con la apertura del sexto sello, la cual causa que las simbólicas luminarias celestiales sean oscurecidas. Ese simbolismo también fue empleado por Jesús para describir los eventos catastróficos asociados con lo que el Señor llamó una gran tribulación, la cual será mucho peor que cualquier cosa que haya ocurrido en la historia de la humanidad. Dado que la gran tribulación aún no ha comenzado, ¿qué anunciaría y/o simbolizaría la apertura del séptimo sello en realidad?

La apertura del último sello tiene lugar después del sellamiento final del resto ungido sobre la tierra. Revelación 8: 1-4 nos dice lo siguiente: “Y cuando él abrió el séptimo sello, en el cielo ocurrió un silencio como por media hora. Y vi a los siete ángeles que están de pie delante de Dios, y les fueron dadas siete trompetas. Y llegó otro ángel y se puso de pie junto al altar, teniendo una vasija de oro para el incienso; y se le dio una gran cantidad de incienso para que lo ofreciera con las oraciones de todos los santos sobre el altar de oro que estaba delante del trono. Y el humo del incienso ascendió de la mano del ángel con las oraciones de los santos delante de Dios.’’

Parece apropiado que todo lo mencionado ocurra después de que se haya completado el sellamiento final, ya que es debido a ese acontecimiento que la gran tribulación será acortada, acortada por Dios por el bien de los elegidos, tal como lo predijo Jesús. Tal suceso es simbolizado en Revelación por los cuatro ángeles que retienen los vientos de destrucción incluso después de que los cielos metafóricos se han oscurecido y las instituciones del mundo similares a montañas han sido removidas de sus lugares. Es en ese momento cuando las oraciones de agradecimiento de los santos entonces sellados ascienden como incienso perfumado delante de Dios.

La Watchtower, sin embargo, enseña que el séptimo sello fue abierto alrededor de 1919. El comentario del libro Apocalipsis acerca de una Atalaya publicada en 1919 nos dice lo siguiente:

 “Nos parece que decimos la verdad ahora al afirmar que la cosecha de la clase del Reino ha terminado, que todos los de esa clase están debidamente sellados y que la puerta está cerrada’. Durante este período difícil las oraciones fervorosas de la clase Juan ascendían como si fuera en el humo de una gran cantidad de incienso. ¡Y Dios estaba oyendo sus oraciones!’’

Dado que está previsto que el sellado ocurra en algún momento antes de la apertura del séptimo sello, pero después de que las estrellas simbólicas hayan caído del cielo y el sol y la luna hayan dejado de brillar y cada montaña e isla haya sido removida de su lugar, es evidente que no es verdad que el sellamiento se llevó a cabo en 1919. La puerta tampoco fue cerrada en ese momento. 

NO HAGAN DAÑO A LA TIERRA NI AL MAR NI A LOS ÁRBOLES 

Después de la apertura del sexto sello, la visión nos muestra a cuatro ángeles de pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, sosteniendo firmemente los cuatro vientos de la destrucción. A los ángeles se les ordena lo siguiente: “No hagan daño a la tierra ni al mar ni a los árboles, hasta después que hayamos sellado en la frente a los esclavos de nuestro Dios”. Sin embargo, después de que se lleva a cabo el sellamiento, el séptimo y último sello es roto y el sonar de la primera trompeta inicia la destrucción de una porción sustancial de la tierra, el mar y los árboles. Esto es lo que leemos en Revelación 8:7: “Y el primero tocó su trompeta. Y ocurrió granizo y fuego mezclados con sangre, y esto fue arrojado a la tierra; y la tercera parte de la tierra se quemó, y la tercera parte de los árboles se quemó, y toda la vegetación verde se quemó”. 

Antes de la apertura del último sello, a los ángeles se les había ordenado que no dañaran la tierra, el mar o los árboles hasta que se hubiera logrado el sellamiento final. Sin embargo, los juicios contenidos en el séptimo sello deben ser ejecutados contra la tierra, el mar y los árboles. ¿Qué representan estos símbolos? Se puede encontrar una pista importante en el último versículo del capítulo ocho de Revelación, el cual nos dice lo siguiente: “¡Ay, ay, ay de los que moran en la tierra por causa de los demás toques de trompeta de los tres ángeles que están a punto de tocar sus trompetas!”.

En vista del hecho de que únicamente ‘’los demás toques de trompeta’’, es decir, el quinto, sexto y séptimo resultan en un “ay, ay, ay de los que moran en la tierra”, nos preguntamos lo siguiente: ¿por qué las cuatro primeras trompetas no afectan de igual manera a los pueblos de la tierra?  Esto se debe a que los primeros cuatro juicios anunciados por los ángeles no están dirigidos contra los ‘’los que moran en la tierra’’, es decir, contra aquellos que no están asociación con la organización terrenal de Dios. Las primeras cuatro trompetas anuncian los juicios de Jehová sobre su organización. Eso está en armonía con el hecho de que el juicio comienza con la casa de Dios.

Eso también puede discernirse por medio del hecho de que tanto el sellamiento del Israel de Dios como la reunión de la gran muchedumbre que está destinada a “salir de la gran tribulación” se muestran en ese contexto y tienen lugar inmediatamente antes de la apertura del séptimo sello. Es en ese punto, justo antes de la apertura del séptimo sello, que la puerta de la salvación es cerrada de manera oficial. Todo aquel que va a heredar la salvación es un israelita espiritual sellado o hace parte de la gran muchedumbre. En ese momento, ya no habrá necesidad de una organización terrenal para guiar, entrenar y exhortar al pueblo de Dios. Al igual que el sistema de cosas judío se volvió obsoleto después de cumplir con el propósito de producir al Mesías, la Watchtower también se hará obsoleta.

Para conocer mejor las razones por las cuales Dios destruiría lo que, hasta ese entonces, habrá servido como su instrumento terrenal, considere lo que dice la profecía hebrea de Zacarías. Zacarías 13: 7 dice: “Oh espada, despierta contra mi pastor, hasta contra el hombre físicamente capacitado que es mi asociado —es la expresión de Jehová de los ejércitos—. Hiere al pastor, y que las [ovejas] del rebaño sean esparcidas; y ciertamente volveré mi mano sobre los que son insignificantes.”

¿Cuál es la conexión entre esa profecía y el toque de la primera trompeta?

Este aspecto de Zacarías se cumplió inicialmente cuando el pastor, Jesús, fue herido por la espada del verdugo y los apóstoles fueron esparcidos ​​momentáneamente. Sin embargo, la profecía también aplica a los juicios de Dios durante el día del Señor. Eso debería ser claramente evidente en el contexto del siguiente capítulo de Zacarías, el cual menciona al Armagedón como un suceso inmediatamente posterior a la dispersión del rebaño. ¿Hasta qué punto es dispersado el rebaño? Jehová responde esa pregunta en Zacarías 13: 8-9, diciendo: “Y en toda la tierra tiene que ocurrir —es la expresión de Jehová— [que] dos partes de ella son lo que será cortado [y] expirará; y en cuanto a la tercera [parte], quedará en ella. Y ciertamente traeré la tercera [parte] por el fuego; y realmente los refinaré como al refinar la plata, y los examinaré como al examinar el oro. Ella, por su parte, invocará mi nombre, y yo, por mi parte, le responderé. Ciertamente diré: ‘Es mi pueblo’, y ella, a su vez, dirá: ‘Jehová es mi Dios’.”

Debemos hacer énfasis en un punto muy importante: la profecía de Zacarías fue escrita después de que los judíos regresaron del exilio en Babilonia. Es evidente, entonces, que la destrucción de Jerusalén aplica a la congregación de Cristo, también conocida como Sión. Las “dos partes” que están destinadas a ser “cortadas y a expirar” pertenecen a la organización de Dios, es decir, su tierra. No por casualidad, la expresión “en toda la tierra” también puede traducirse como “la tierra”. Por lo tanto, parece que la ‘’tercera parte de la tierra” que “se quemó” al sonar la primera trompeta corresponde a la tercera parte de la organización terrenal de Dios que va a ser quemada como por fuego.

¿Qué podrían representar los “árboles”, un tercio de los cuales también son “quemados”? Nuevamente Zacarías proporciona la respuesta, siendo esta algo escalofriante al expresar lo siguiente“Abre tus puertas, oh Líbano, para que un fuego devore entre tus cedros. ¡Aúlla, oh enebro, porque el cedro ha caído; porque los majestuosos mismos han sido despojados con violencia! ¡Aúllen, árboles macizos de Basán, porque el bosque impenetrable se ha venido abajo!  ¡Escucha! El aullido de pastores, porque su majestuosidad ha sido despojada violentamente. ¡Escucha! El rugido de leoncillos crinados, porque los orgullosos [matorrales] a lo largo del Jordán han sido despojados violentamente.’’ (Zacarías 11:1 – 3)

Los “árboles” simbólicos representan a los hombres que tienen posiciones encumbradas dentro de la congregación cristiana. Es por eso que el profeta describe “el aullido de los pastores”, los majestuosos, en relación con el bosque verde congregacional que se viene abajo.

Sin embargo, Zacarías predice que dos tercios de la nación de Dios serán destruidos, no solo uno, como lo indica Revelación. La denuncia continúa diciendo lo siguiente: ‘’Y el segundo ángel tocó su trompeta. Y algo semejante a una montaña grande que ardía en fuego fue arrojado al mar. Y la tercera parte del mar se convirtió en sangre; y murió la tercera parte de las criaturas que están en el mar, las cuales tienen alma, y la tercera parte de los barcos fue destrozada.’’

“La montaña grande que ardía con fuego’’ la cual fue “arrojada al mar” probablemente simboliza lo que está asociado con el Reino de Dios semejante a una montaña, mientras es sometido a la ira ardiente de Jehová. Jeremías escribió un lamento que anunciaba los juicios venideros de Jehová sobre el monte Sión al decir: “Jehová ha realizado su furia. Ha derramado su ardiente cólera. Y enciende un fuego en Sión, que se come los fundamentos de ella.’’ (Lamentaciones 4:11).

La visión de Ezequiel también nos muestra un simbolismo que representa una destrucción similar del templo y la ciudad de Dios. Después de describir la marca sobre aquellos que estaban suspirando y gimiendo por todas las cosas detestables que se hacían en Jerusalén, Ezequiel 10: 2 nos dice lo siguiente: ‘’Y él procedió a decir al hombre que estaba vestido del lino, hasta a decirle: ‘Entra entre el rodaje, debajo de los querubines, y llena los huecos de tus dos manos con brasas de fuego de entre los querubines, y arrója[las] sobre la ciudad’. De manera que él entró delante de mis ojos.’’

La denuncia contra Israel en el segundo capítulo de Isaías es bastante similar a los juicios relacionados con el toque de las dos primeras trompetas. Por ejemplo, la profecía nos muestra que todas las instituciones similares a montañas, las personas similares a cedros y “todos los barcos deseables”, son eliminados ante la ‘’espléndida superioridad” de Jehová. Isaías 2: 13-16 dice: “y sobre todos los cedros del Líbano que están encumbrados y elevados, y sobre todos los árboles macizos de Basán; y sobre todas las montañas encumbradas y sobre todas las colinas que están elevadas; y sobre toda torre alta y sobre todo muro fortificado;  y sobre todas las naves de Tarsis y sobre todos los barcos deseables.’’

Tal como fue el caso de los tratos de Dios con el apóstata Israel y Judá, Jehová no solo eliminó a los hombres malvados de su santa montaña, sino que también destruyó todo el reino y demolió su propio templo como una expresión de su indignación e ira, derribando “toda torre alta”, como nos muestra Isaías. Por lo tanto, cuando la casa de Dios sea sometida a juicio, todo aquello que está condenado por Jehová será destruido por completo.

La denuncia continúa diciendo: “Y el tercer ángel tocó su trompeta. Y una gran estrella que ardía como una lámpara cayó del cielo, y cayó sobre la tercera parte de los ríos y sobre las fuentes de aguas. Y el nombre dado a la estrella es Ajenjo. Y la tercera parte de las aguas se tornó en ajenjo, y muchos de los hombres murieron a causa de las aguas, porque se habían hecho amargas.’’ ‘’La gran estrella que arde como una lámpara “, que cae del cielo, contaminando los ríos y las fuentes de las aguas, convirtiéndolos en ajenjo, causando que muchos hombres perezcan, parece hacer alusión a los candelabros de la congregación, o a aquellos que habían sido vistos como tales, como una ciudad iluminada en una colina. Ese simbolismo está contenido en lo que Jesús le expresó a la congregación de Éfeso: “Por lo tanto, recuerda de qué has caído, y arrepiéntete, y haz los hechos de antes. Si no lo haces, vengo a ti, y removeré tu candelabro de su lugar, a menos que te arrepientas.’’ Lo que se dice en ese texto implica que, si los cristianos no se arrepienten, su luz será eliminada. De hecho, habría consecuencias terribles para todos aquellos que dependan de tal luz condenada a extinguirse. En otra parte, Jesús exhortó a sus discípulos a caminar mientras tuvieran la luz delante de ellos, debido a que la noche se aproximaba.

En Jeremías 9:15 Jehová expresó que daría de comer y beber ajenjo y agua envenenada a los israelitas apóstatas al decir lo siguiente: “Por lo tanto, esto es lo que ha dicho Jehová de los ejércitos, el Dios de Israel: ‘Mira, voy a hacer que ellos, es decir, este pueblo, coman ajenjo, y ciertamente les haré beber agua envenenada.’’

Parece, entonces, que el toque de la tercera trompeta, el cual hace que el candelabro de la congregación sea apagado y las aguas se conviertan en ajenjo, se relaciona con la muerte espiritual de los cristianos que continúen bebiendo las “refrescantes aguas de la verdad de la Watchtower” después de que hayan sido maldecidas por Dios como fuentes contaminadas de error y falsedad.

La denuncia continúa diciendo: “Y el cuarto ángel tocó su trompeta. Y la tercera parte del sol fue herida, y la tercera parte de la luna y la tercera parte de las estrellas, para que se oscureciera la tercera parte de ellos y el día no tuviera iluminación durante su tercera parte, e igualmente la noche.’’

Ya que la apertura del sexto sello dio como resultado el que la luna y el sol fueran oscurecidos y las estrellas cayeran del cielo, ¿cuál es el significado de que un tercio de cada luminaria celestial sea herido? Aunque Betel insiste en que el cuarto toque de las trompetas angélicas se relaciona con la condena de la cristiandad, y dado que aproximadamente un tercio de la población del mundo afirma ser cristiano, deberíamos preguntarnos lo siguiente: ¿no ha estado siempre la cristiandad en oscuridad espiritual? ¿Qué ha cambiado desde 1925, cuando supuestamente el cuarto ángel tocó su trompeta? Es más razonable creer, y tiene más concordancia con el toque de la anterior trompeta, que la pérdida de un tercio de la iluminación de los cuerpos celestes debe estar relacionada con la oscuridad espiritual que cubrirá a la organización de Dios durante su denuncia.

Debido a las enseñanzas de la Sociedad que nos dicen que la presencia de Cristo comenzó en 1914 y la actitud prevaleciente de que actualmente vivimos en un paraíso espiritual, es poco probable que la Watchtower tenga respuestas inmediatas y significativas para los testigos de Jehová cuando las cosas se pongan terriblemente mal. Será como si la luz de la organización fuera apagada de repente. Isaías 59: 9-10 lo describe de la siguiente manera: “Por eso el derecho ha llegado a estar lejos de nosotros, y la justicia no nos alcanza. Seguimos esperando que haya luz, pero, ¡miren!, oscuridad; resplandor, [pero] en tinieblas continuas seguimos andando. Seguimos palpando el muro justamente como ciegos, y como los que no tienen ojos seguimos palpando. Hemos tropezado en pleno mediodía tal como en la oscuridad del atardecer; entre los fornidos [somos] justamente como muertos.”

La oscuridad letal parecerá imponer la sentencia de muerte incluso sobre aquellos que son fuertes o ‘’fornidos’’ espiritualmente hablando, tal como lo describe el capítulo 59 de Isaías. Sin embargo, Cristo se convertirá en una luz para aquellos que confían en él, disipando la tristeza en la que su pueblo se verá sumido. Eso es precisamente lo que Isaías 29:18 predice, cuando leemos lo siguiente: “Y en aquel día los sordos ciertamente oirán las palabras del libro, y desde las tinieblas y desde la oscuridad hasta los ojos de los ciegos verán.”

La noche que viene desacreditará a la Sociedad como una fuente de luz y marcará el fin de la no tan sutil tiranía a la que los cristianos han sido sometidos. En contraste con la penumbra, los elegidos resplandecerán tan brillantemente como el sol en el reino de su Padre. 

EL QUINTO ANGEL TOCÓ SU TROMPETA” 

La profecía de Revelación continúa diciendo en el capítulo nueve: “Y el quinto ángel tocó su trompeta. Y vi una estrella que había caído del cielo a la tierra, y a él le fue dada la llave del hoyo del abismo. Y él abrió el hoyo del abismo, y del hoyo ascendió humo como el humo de un gran horno, y el sol fue oscurecido, también el aire, por el humo del hoyo. Y del humo salieron langostas sobre la tierra; y se les dio autoridad, la misma autoridad que tienen los escorpiones de la tierra. Y se les dijo que no dañaran la vegetación de la tierra ni ninguna cosa verde ni ningún árbol, sino solo a los hombres que no tienen el sello de Dios en la frente”.

¿Qué tipo de castigo se prevé con la liberación de las langostas?

La interpretación de la identidad de las langostas por parte de Betel parece ser acertada. El hecho de que las langostas son representadas usando lo que parecen ser coronas de oro y teniendo un cabello similar al de una mujer, simboliza que son los reyes del Reino de Dios y la novia terrenal de Cristo. De igual manera, hay varios motivos por los cuales no es razonable suponer que la visión ya se ha cumplido. La primera es que a las langostas se les ordena picar “solo a los hombres que no tienen el sello de Dios”. Lógicamente, ese juicio viene después del sellamiento final.

En segundo lugar, las coronas de oro no serían un símbolo apropiado a menos que los portadores de ellas fueran realmente reyes gobernantes. En vista del hecho de que Pablo preguntó sarcásticamente a los corintios si ya habían comenzado a gobernar como reyes sin los apóstoles, es dudoso que Revelación use ese simbolismo si los ungidos en realidad no estarán gobernando como reyes cuando el ángel del abismo los libere.

Un aspecto poco comprendido del secreto sagrado de Dios está relacionado con el sellamiento final: Cuando Dios otorgue la medida completa de su bondad inmerecida a los hijos aprobados del Reino, lo cual resultará en “la revelación de los hijos de Dios”, ellos se convertirán en reyes del Reino de Dios en todo el sentido de la palabra, aunque todavía estén en la carne. Es después de haber llegado a ser reyes, durante el corto tiempo que permanecen en la tierra, que son facultados por el Espíritu Santo para emitir la denuncia de Jehová por “cinco meses.”

Por otro lado, el segundo ay libera a cuatro ángeles que están preparados para matar a la tercera parte de los hombres: “El primer ay ha pasado. ¡Miren! Dos ayes más vienen después de estas cosas. Y el sexto ángel tocó su trompeta. Y oí una voz, procedente de los cuernos del altar de oro que está delante de Dios, decir al sexto ángel, que tenía la trompeta: ‘Desata a los cuatro ángeles que están atados junto al gran río Éufrates’. Y fueron desatados los cuatro ángeles, que han estado preparados para la hora y día y mes y año, para matar a la tercera parte de los hombres.’’

Lógicamente, luego de la punzante denuncia de los reyes similares a langostas, vienen los verdaderos juicios de Dios. Teniendo en cuenta que la antigua Babilonia se sentaba a las orillas del río Éufrates, donde los cuatro ángeles verdugos son desatados simbólicamente, el segundo ay parece significar la destrucción completa de Babilonia la Grande. Mientras que el capítulo 17 nos indica que Dios pone en los corazones de los reyes de la tierra destruir a la ramera, el capítulo 9 nos da más detalles y nos muestra que Dios utiliza a los cuatro ángeles que se encuentran junto al Éufrates para que maniobren a los ejércitos de la tierra (simbolizados por la temible caballería) con el objetivo de que estos maten a la tercera parte de los hombres.

No hay indicios de que esta aniquilación sea simbólica. Por el contrario, el hecho de que la tercera parte de los hombres sean destruidos por plagas provenientes de Dios y que las escrituras continúen diciendo: “Pero los demás de los hombres que no fueron muertos por estas plagas no se arrepintieron de las obras de sus manos, de manera que no adoraran a los demonios ni a los ídolos de oro y de plata y de cobre y de piedra y de madera…”  nos muestra que el juicio está dirigido contra aquellos que están envueltos en adoración falsa. Sin embargo, antes de la plaga, se oye el llamado de un ángel que nos dice “Sálganse de ella… si no quieren recibir parte de sus plagas”. Razonablemente, los que murieron por las plagas no obedecieron a Dios y no salieron de la gran ciudad que tiene un reino sobre los reyes de la tierra.

Algo que apoya el argumento de que el segundo ay representa la destrucción de Babilonia la Grande es el hecho de que, durante este, el capítulo 10 de Revelación nos muestra a Cristo Jesús estableciendo firmemente su autoridad sobre la tierra, como si estuviera de pie sobre la tierra y el mar, rugiendo como un león, reclamando su dominio sobre el planeta. De manera similar, el capítulo 19 de Revelación nos muestra que la destrucción de Babilonia la Grande coincide con el hecho de que Jehová llega a ser rey a través de Cristo. Es por eso que leemos en Revelación 19: 6 lo siguiente: “Y oí lo que era como la voz de una gran muchedumbre y como un sonido de muchas aguas y como un sonido de fuertes truenos. Decían: ‘Alaben a Jah, porque Jehová nuestro Dios, el Todopoderoso, ha empezado a reinar.’’

Por supuesto, al igual que con la mayoría de las profecías, Betel enseña que la visión en el capítulo 10 de Revelación se cumplió en 1914. Pero, ¿cómo pudo haber sido eso posible? Después del sonar de la sexta trompeta e inmediatamente antes del toque de la séptima, se hace el anuncio de que el secreto sagrado de Dios queda terminado y no habrá más demora en cuanto a los juicios de Dios que vienen después. Revelación 10: 5-7 dice: “Y el ángel que vi de pie sobre el mar y sobre la tierra levantó su mano derecha al cielo, y juró por Aquel que vive para siempre jamás, que creó el cielo y las cosas [que hay] en él, y la tierra y las cosas [que hay] en ella, y el mar y las cosas [que hay] en él: ‘Ya no habrá más demora; sino que en los días de dar el toque el séptimo ángel, cuando esté a punto de tocar su trompeta, verdaderamente queda terminado el secreto sagrado de Dios, según las buenas nuevas que él declaró a sus propios esclavos los profetas”.

¿Cómo puede la Watchtower explicar de manera razonable que el secreto sagrado de Dios fue terminado en 1914? No hay una explicación bíblica satisfactoria para tales afirmaciones sin fundamento. Según los propios cálculos de la Sociedad, fue a partir del año 1919 que comenzaron a predicarse las buenas nuevas. La predicación del ‘’evangelio del reino’’, como lo llaman otras versiones de la Biblia, no finalizó en ese año ni en 1914.  Además, ¿cómo puede conciliarse esta opinión con el hecho de que el ángel declara que “ya no habrá más demora”? Han pasado más de 100 años desde que Jesús supuestamente se convirtió en rey y la tierra aún languidece bajo el control de Satanás. ¿Cómo explica la Sociedad un retraso de más de un siglo?

Razonando, llegamos a la conclusión de que el secreto sagrado de Dios no es terminado hasta que los 144 mil miembros de la semilla de la mujer son sellados y la gran muchedumbre es reunida. Tales acontecimientos, que culminan con la caída de la mística Babilonia la Grande, validarán verdaderamente todas las profecías y marcarán el final del secreto sagrado de Dios. Sin más demora, las naciones serán llevadas al campo de batalla simbólico de Armagedón.

Pero, ¿qué significan el rollito y la orden angélica que nos dice: “Tienes que profetizar de nuevo respecto a pueblos y naciones y lenguas y muchos reyes”?

El “rollito” representa la condena final del malvado mundo de Satanás, la cual se emitirá inmediatamente antes de la guerra de Armagedón. De hecho, parece que esta denuncia final es lo que provoca el conflicto.

Dado que todo el simbolismo de Revelación se centra en la dramática apertura del rollo que contiene los secretos sagrados de Dios y el rollito es entregado a Juan después de que el séptimo sello es abierto, es evidente que el rollito en sí mismo representa la revelación completa de Dios a los esclavos de Cristo en la tierra.

Como ya se indicó, el capítulo 19 de Revelación muestra un gran grito de alabanza a Jehová inmediatamente después de la destrucción de la ramera por parte del octavo rey, y es en ese momento que se proclama que Jehová ha llegado a ser rey. Sin duda, aquellos que estarán muy contentos y alabarán a Jehová también participarán en la proclamación del reinado de su Dios a lo largo y ancho. Sin embargo, incluso después de que se haya eliminado a Babilonia la Grande y Jehová se haya convertido en Rey, el reino rival de la bestia salvaje aún seguirá existiendo.

La visión de Habacuc, una visión destinada a cumplirse durante el tiempo señalado, arroja luz sobre los eventos que ocurrirán después de que el “caldeo” cumpla su misión de destruir a muchas naciones, mostrando que las personas restantes emitirán una serie de “ayes’’ como denuncias. Por ejemplo, Habacuc 2: 6-8 dice: ‘’ ¿No levantarán estos mismos, todos ellos, un dicho proverbial contra él y una referencia alusiva, insinuaciones a él? Y uno dirá: ‘¡Ay de aquel que está multiplicando lo que no es suyo —¡oh hasta cuándo! — y que está haciendo pesada la deuda contra sí mismo! ¿No se levantarán súbitamente los que demandarán de ti interés, y se despertarán los que te sacudirán violentamente, y ciertamente llegarás a ser para ellos algo que saquear? Porque tú mismo despojaste con violencia a muchas naciones, todos los restantes de [los] pueblos te despojarán con violencia a ti, por el derramamiento de la sangre de la humanidad y la violencia a [la] tierra, [al] pueblo y a todos los que moran en él.’’

“Los restantes de los pueblos” que saquean a los caldeos solo pueden ser los reyes del Reino de Dios y la gran muchedumbre sobreviviente que hereda la tierra después de que el octavo rey es destruido. El hecho de que hablen en su contra un proverbio y lo condenen por su culpa de sangre e idolatría indica que la profecía contenida en el “rollito” de Revelación, la cual está dirigida a pueblos, naciones y muchos reyes, será una poderosa denuncia del mundo de Satanás y una proclamación del reciente establecimiento de la gobernación de Jehová.

La profecía de Ezequiel también arroja luz sobre estos asuntos. En el contexto de la caída de Tiro y Egipto, Jehová le dijo a su atalaya: “En aquel día haré que brote un cuerno para la casa de Israel, y a ti te daré ocasión de abrir la boca en medio de ellos; y tendrán que saber que yo soy Jehová”. (Ezequiel 29:21)

Después de que Babilonia destruyó Jerusalén, Dios maniobró al rapaz imperio para derrocar también a Tiro y Egipto. Pero cuando eso ocurrió, “la casa de Israel” todavía estaba cautiva en Babilonia. Es dudoso que la caída de Egipto y Tiro fuera una causa de regocijo para Israel y Judá.

Parecería, entonces, que la profecía aplica principalmente al trabajo más grande en relación con la caída del sistema angloamericano y la aparición del octavo rey. Es en el mundo posterior al colapso, simbolizado por el golpe de espada sobre la cabeza de la bestia salvaje de siete cabezas, que Dios hará que brote un cuerno para la casa del Israel espiritual y esa será la ocasión para que el atalaya abra la boca con el objetivo de anunciar los juicios de Dios.

CUANDO HAYAN TERMINADO DE DAR SU TESTIMONIO 

El capítulo 11 de Revelación contiene uno de los secretos sagrados más profundos. Revelación 11: 3-6 dice: “Y haré que mis dos testigos profeticen mil doscientos sesenta días vestidos de saco”. Estos son [simbolizados por] los dos olivos y los dos candelabros, y están de pie delante del Señor de la tierra. Y si alguien quiere hacerles daño, de la boca de ellos sale fuego y devora a sus enemigos; y si alguien quisiera hacerles daño, tiene que ser muerto de esta manera. Estos tienen la autoridad para cerrar el cielo de modo que no caiga lluvia durante los días de su profetizar, y tienen autoridad sobre las aguas para tornarlas en sangre, y para herir la tierra con toda clase de plaga cuantas veces deseen.’’

En un capítulo anterior ya se ha presentado evidencia suficiente contra la irrazonable enseñanza de la Watchtower que nos dice que la bestia salvaje ya ha sufrido el golpe de muerte predicho y fue resucitada. El hecho de que la bestia aún no haya descendido al abismo, nos hace darnos cuenta de que los dos testigos de Dios aún no han aparecido en escena y tampoco han sido asesinados por la bestia. Por lo tanto, nos preguntamos lo siguiente: ¿Cuál es el significado de los dos testigos y su muerte? ¿Cuál es el significado de su obra?

Estas dos entidades proféticas están conectadas con las figuras bíblicas de Moisés y Elías debido al hecho de que son representadas realizando milagros similares a los de esos dos profetas. Como bien saben los estudiantes de la Biblia, Elías oró a Dios y se produjo una sequía que duró tres años y seis meses. Este es también el mismo período de tiempo durante el cual los dos testigos simbólicos atormentan a las naciones.

Del mismo modo, Moisés convirtió el Nilo en sangre e invocó numerosas plagas sobre el desafiante Faraón. El significado del hecho de que los dos testigos estén representados por Moisés y Elías es que esos mismos dos profetas hebreos también aparecieron en la visión de la transfiguración, la cual tendrá su cumplimiento final durante la manifestación de Cristo a los elegidos.

En Zacarías, los dos testigos también están representados en el cielo por dos candelabros y dos olivos, de los cuales se dice que están “de pie delante del Señor de toda la tierra”. En la visión de la transfiguración, Moisés y Elías simbolizan la comunión que los cristianos ungidos tendrán con Cristo cuando venga como “el Señor de toda la Tierra” por medio de su parusía. Por lo tanto, los dos testigos simbólicos de Revelación se convertirán en testigos oculares de la parusía de Cristo, y luego ellos mismos se convertirán en la manifestación visible de la presencia de Cristo en su Reino celestial durante el periodo de 42 meses antes de que sean asesinados.

También parece que la llegada de “Elías el profeta antes de la venida del gran día de Jehová, inspirador de temor”, como se predijo en Malaquías, se llevará a cabo por medio del cuerpo de Cristo durante la parusía.

Revelación continúa diciendo lo siguiente acerca de los dos testigos: “Y cuando hayan terminado de dar su testimonio, la bestia salvaje que asciende del abismo hará guerra contra ellos y los vencerá y los matará. Y sus cadáveres estarán en el camino ancho de la gran ciudad que en sentido espiritual se llama Sodoma y Egipto, donde también el Señor de ellos fue fijado en el madero.’’

Las escrituras nos dicen que los dos testigos serán asesinados y sus cadáveres estarán en el camino ancho de la gran ciudad, “donde también el Señor de ellos fue fijado en el madero.’’ Ahora bien, como todos saben, el Señor Jesús fue literalmente asesinado, ejecutado. No se limitó a una especie de muerte simbólica. Cristo sufrió la muerte más espantosa y horrible imaginable. Dado que la visión de Revelación compara las muertes de los dos testigos con la muerte de Cristo, el asesinato de los dos testigos debe simbolizar el martirio literal del remanente de la mujer.

En lo que respecta a la “gran ciudad”, Jesús fue, por supuesto, condenado en Jerusalén y colgado en un madero fuera de los muros de la ciudad santa.

¿En qué ‘’sentido espiritual’’ fue Jerusalén “Sodoma y Egipto”?

Jesús fue ejecutado por los líderes religiosos judíos y las autoridades romanas. En las Escrituras hebreas, Jehová compara a Israel con Sodoma debido a su iniquidad. Y dado que el Imperio Romano fue alguna vez una de las cabezas gobernantes de la simbólica bestia salvaje de siete cabezas, de las cuales la primera fue Egipto, lo cual nos indica que fue la primera potencia de las profecías bíblicas, entonces, Egipto es un símbolo apropiado para cualquier cabeza que pueda estar gobernando. En ese sentido, Roma fue “Egipto” durante el tiempo de Cristo, “en sentido espiritual”.

Por lo tanto, Cristo fue colgado en un madero en “Sodoma”, es decir, fue asesinado por los líderes religiosos judíos, a quienes Jehová consideraba como sodomitas, y por el Imperio Romano, es decir, “Egipto”. Los dos testigos ungidos también serán asesinados en la “gran ciudad’’, la cual representa a la organización terrenal de Jehová, su asesinato será llevado a cabo por los traidores apóstatas similares a mala hierba que en ese momento crujirán los dientes de rabia por haber sido rechazados y colaborarán con el último rey para dar muerte a los hijos del reino.

“SUBIERON AL CIELO EN LA NUBE’’ 

La aparición de Moisés y Elías en la visión de la transfiguración y la alusión a ambos en la visión de Revelación es muy rica en significado. Es muy revelador el hecho de que Moisés y Elías compartieron una experiencia común, ambos fueron tomados simbólicamente por Jehová, sin duda como un presagio de las cosas por venir. Moisés ascendió al monte Nebo para ver “la tierra que mana leche y miel” antes de los israelitas, pero nunca descendió.

Aunque todavía era fuerte a los 120 años de edad, Jehová le quitó la vida a Moisés por su pecado en Meribá y no permitió que su siervo entrara a la Tierra Prometida. La Biblia dice que Dios lo enterró y nadie encontró su tumba. La muerte de Moisés, la cual se dio cuando la nación se encontraba en las fronteras de la Tierra Prometida, sin duda es un portento presagioso de que ningún cristiano ungido podrá ingresar al Nuevo Mundo en la carne. Ellos habrán sido tomados.

Aunque Elías no fue literalmente condenado a muerte, como lo fue Moisés, este fue llevado al cielo en un carro de guerra en llamas, y aunque sus ayudantes lo buscaron diligentemente durante tres días (la misma cantidad de tiempo que los dos testigos yacen sin ser enterrados) estos no lo encontraron. ¿Qué podría presagiar todo eso? Eliseo fue testigo presencial y participante de este rapto sobrenatural. El relato en 2da de Reyes dice lo siguiente: “Durante todo este tiempo Eliseo estaba viendo esto, y clamaba: ‘¡Padre mío, padre mío, el carro de guerra de Israel y sus hombres de a caballo!’. Y no lo vio más.’’

La relación de Elías con Eliseo, el cual fue un profeta bajo la tutela de Elías, parece representar la relación de los ungidos sellados con la gran muchedumbre. El que Eliseo llame a Elías “mi padre” refleja el hecho de que la gran muchedumbre ve al esclavo fiel como su padre espiritual, tal como Isaías 29: 22-23 lo indica. El hecho de que Elías fue llevado en un carro de guerra de fuego y Eliseo y otros cincuenta profetas observaron este acontecimiento desde lejos, sirve como un portento para el hecho de que el resto ungido será tomado por Dios “en el carro de guerra de Israel” en medio de la angustia del conflicto final para nunca más ser vistos en la tierra. Eliseo y los cincuenta simbolizan a la gran muchedumbre, la cual servirá como testigo ocular de la revelación de los hijos de Dios y de su ascensión al reino celestial.

Debido a que fueron tomados previamente por Dios, es como si tanto Elías como Moisés aparecieran cientos de años más tarde en la visión de la transfiguración para completar el portento que se había establecido. La toma de Moisés y Elías sirve como una representación profética de cómo Dios llevará a su presencia a los últimos testigos ungidos que queden después de que hayan completado su testimonio y posteriormente sean asesinados por la bestia que asciende del abismo.

Después de su ejecución, el segundo ay concluye con los dos testigos siendo elevados al cielo, como lo fueron simbólicamente Moisés y Elías. Revelación 11: 11-12 dice: “Y después de los tres días y medio, espíritu de vida procedente de Dios entró en ellos, y se pusieron de pie, y gran temor cayó sobre los que los contemplaban. Y oyeron una voz fuerte procedente del cielo decirles: ‘Suban acá’. Y subieron al cielo en la nube, y sus enemigos los contemplaron.’’

Aunque la resurrección de los santos durante la parusía ocurre instantáneamente, “en un abrir y cerrar de ojos”, en la visión de los dos testigos, su vuelta a la vida después de “tres días y medio” nos recuerda la muerte y la subsiguiente resurrección de Cristo al tercer día. Tal simbolismo verificará que los dos testigos se someterán a sí mismos “a una muerte como la suya”, tal como lo afirmó el apóstol Pablo, y experimentarán personalmente “el poder de su resurrección” cuando respondan al mandato de “suban acá”.

Revelación 11: 13-14 continúa diciendo: “Y en aquella hora ocurrió un gran terremoto, y la décima parte de la ciudad cayó; y siete mil personas fueron muertas por el terremoto, y los demás se atemorizaron y dieron gloria al Dios del cielo. El segundo ay ha pasado. ¡Miren! El tercer ay viene pronto.’’

En el tiempo de Elías, Jehová informó a su profeta que había siete mil hombres que no habían doblado sus rodillas en homenaje a Baal ni tampoco habían besado su repugnante ídolo. En el capítulo 11 de Romanos, Pablo se refirió al relato de Elías y los siete mil y lo aplicó a lo que él llamó el remanente de Israel, que en ese momento incluía a cristianos no judíos. Por lo tanto, los siete mil representan un remanente del Israel espiritual, tal como Pablo lo interpretó bajo inspiración. Los siete mil en Revelación también deben representar al remanente ungido que permanece en la tierra después de que se da inicio a la primera resurrección, aquellos que no doblan la rodilla ante la imagen de la bestia o reciben su marca durante la fase del juicio final.

El secreto sagrado de Dios consiste en que los siete mil mencionados son los hermanos individuales de Cristo que servirán como los dos testigos compuestos durante la parusía venidera, después de ser sellados. Revelación 11:13 indica que la muerte de los siete mil coincide con la muerte y resurrección de los dos testigos al decir que ambos acontecimientos ocurren al mismo tiempo, es decir, “en aquella hora”. Eso significa que la bestia salvaje asesina a los hijos restantes del reino después de ascender del abismo.

El capítulo 20 confirma que los hijos restantes del reino están destinados a ser ejecutados con un hacha por dar testimonio acerca de Dios y de Cristo durante ese tiempo crítico y por negarse a recibir la marca de la bestia.

¿Qué representa la ciudad, de la cual una décima parte también cae como resultado del gran terremoto? Se menciona a una ciudad tres veces en el contexto del capítulo 11 de Revelación. En el segundo versículo se hace referencia a la “ciudad santa” cuando esta es pisoteada por las naciones durante 42 meses. Además, los dos testigos son asesinados en la “gran ciudad” donde también fue colgado en un madero Cristo, es decir, la ciudad santa literal de Jerusalén.

Por lo tanto, no existe una base contextual para la afirmación de la Watchtower de que la ciudad representa a la cristiandad pecaminosa. Es evidente que el contexto de la visión indica que la décima parte de la ciudad que cae representa a la ciudad santa de Dios, la cual es la Jerusalén celestial, esta, a su vez, está representada en la tierra por los santos. ¿Pero qué representa la décima parte?

El libro de Zacarías contiene una profecía paralela que ayuda a descifrar  lo que muestra Revelación. Zacarías 14: 1-2 dice: “¡Mira! Viene un día que pertenece a Jehová, y el despojo de ti ciertamente será repartido en medio de ti. Y ciertamente recogeré a todas las naciones contra Jerusalén para la guerra; y la ciudad realmente será tomada y las casas saqueadas, y las mujeres mismas serán forzadas. Y la mitad de la ciudad tendrá que salir al destierro; pero en cuanto a los restantes del pueblo, no serán cortados de la ciudad.

La profecía de Zacarías revela que el guerrear de las naciones contra “Jerusalén” inicia la guerra de Dios contra ellas, tal como se describe en el capítulo 11 de Revelación. Es evidente que “Jerusalén” está relacionada con el Reino de Cristo. ¿En qué sentido, sin embargo, podría “la mitad de la ciudad” ir al exilio mientras que “los restantes del pueblo no serán cortados de la ciudad”?

Como la Jerusalén de arriba está representada en la tierra por el resto ungido, su asesinato por parte de las naciones conduce a su resurrección instantánea en el reino celestial; por lo tanto, “los restantes” no son cortados de la ciudad santa, ya que tienen un lugar reservado para ellos en la ciudad de arriba.

Los que mueren se unen a los santos ya resucitados en el cielo para completar la Nueva Jerusalén. Es por eso que, después del saqueo de la ciudad santa y el evidente martirio de los hijos terrenales del Reino, Zacarías 14: 5 dice: “Y Jehová mi Dios ciertamente vendrá, y con él estarán todos los santos.’’

El hecho de que con “él estarán todos los santos” denota que todos los 144 mil estarán con Jehová cuando él venga a aniquilar a las naciones en la guerra de Armagedón, ninguno de ellos permanecerá en la tierra. Por lo tanto, “la mitad de la ciudad” que va al exilio simboliza a la congregación terrenal de la gran muchedumbre, la cual es dejada atrás después de que el resto ungido se haya ido a la ciudad de arriba.

Por lo tanto, los tiempos señalados de las naciones para pisotear al Reino de Dios terminan cuando ya no haya ninguna parte de la Jerusalén de arriba en la tierra debajo.

Entonces, la “décima parte de la ciudad” en Revelación simboliza la parte terrenal del Reino que cae durante el ataque final de Gog de Magog, el cual está simbolizado por el gran terremoto que se produce cuando los siete mil hijos del Reino abandonan sus vidas terrenales para establecerse en la Nueva Jerusalén celestial. “Los demás [que] se atemorizaron y dieron gloria al Dios del cielo’’ solo pueden ser aquellos que pertenecen a la gran muchedumbre de sobrevivientes terrenales que serán testigos de los acontecimientos impresionantes que tendrán lugar durante la conclusión de este sistema de cosas. Ellos serán los únicos humanos en la tierra que darán gloria a Dios.

De manera apropiada, inmediatamente después de la muerte y resurrección de los dos testigos ungidos de Dios, el séptimo ángel toca su trompeta y los veinticuatro ancianos celestiales alaban a Dios, diciendo: “Te damos gracias, Jehová Dios, el Todopoderoso, Aquel que eres y que eras, porque has tomado tu gran poder y has empezado a reinar.’’

La toma del poder por parte de Jehová es expresada a través del reino mesiánico. Cuando finalmente todos los pertenecientes al resto ungido hayan sido elevados al cielo y se sienten sobre sus tronos junto a Jesús, se podrá decir que Jehová mismo ha llegado a ser rey. Luego vendrá la máxima expresión del poder del Reino, cuando esté aniquile a la bestia, a los reyes de la tierra y todos sus ejércitos. El último versículo en el capítulo 11 de Revelación nos muestra al arca del pacto de Dios en el cielo, “en el santuario de su templo”. Eso parece simbolizar que el nuevo pacto, el cual está destinado a producir un reino de sacerdotes celestiales, se habrá cumplido con el asesinato de los dos testigos de Dios, de los siete mil y su llamado a subir al cielo.

“SU COLA ARRASTRA UNA TERCERA PARTE DE LAS ESTRELLAS’’ 

Dado que es evidente que el período de tiempo profético de cuarenta y dos meses y 1,260 días en relación con el testimonio de los dos testigos vestidos de saco aún no ha comenzado, también es evidente que el período equivalente durante el cual se permite que el Diablo haga la guerra contra los restantes de la descendencia de la mujer tampoco ha comenzado. Dado que el periodo durante el cual se le permite al Diablo que persiga a la mujer y su descendencia comienza después de que el gran dragón es arrojado del cielo, eso significa que Satanás aún no ha descendido a la tierra teniendo gran cólera. Los 1,260 días son, sin duda, el “corto período de tiempo” después de su expulsión cuando el Diablo desahoga su furia. Cuando el diablo sea arrojado teniendo “gran cólera”, ese será el peor tiempo de angustia que este mundo haya experimentado, superando con creces lo ocurrido durante los últimos 100 años.

Contribuyendo al terror, el que la bestia salvaje de dos cuernos que asciende de la tierra y habla como un dragón haga bajar fuego del cielo, sin duda simboliza el uso de terribles armas nucleares. Pero inmediatamente antes de la guerra en el cielo que resulta en el derrocamiento de Satanás, Revelación 12: 3-4 dice: “Y se vio otra señal en el cielo, y, ¡miren!, un dragón grande de color de fuego, con siete cabezas y diez cuernos, y sobre sus cabezas siete diademas; y su cola arrastra la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó abajo a la tierra. Y el dragón se quedó de pie delante de la mujer que estaba a punto de dar a luz, para, cuando diera a luz, devorar a su hijo.’’

Al comentar sobre el versículo anterior, el libro de Apocalipsis afirma que la tercera parte de las estrellas representa a los demonios bajo el control de Satanás. Es cierto que la Biblia se refiere a los hijos angélicos de Dios como las “estrellas de la mañana”; sin embargo, nos preguntamos lo siguiente: ¿por qué la Revelación de Jesucristo, una profecía que pretende “mostrar a sus esclavos las cosas que tienen que suceder dentro de poco”, se preocupa por los eventos que ocurrieron hace miles de años, antes del Diluvio? El libro de Revelación revela el futuro, no el pasado. Aquellos que intentan ser intérpretes de la Biblia deben tomar nota del hecho de que los ángeles no son los únicos hijos de Dios que son simbolizados en las Escrituras por las estrellas del cielo. La profecía contenida en Daniel 12: 3 nos dice que los hijos iluminados del Reino brillarán como las estrellas’ durante el tiempo del fin. Es de estos hijos terrenales del Reino, acerca de quienes Daniel 8:10 nos dice lo siguiente: “Y siguió haciéndose mayor hasta llegar al mismo ejército de los cielos, de modo que hizo que algunos del ejército y algunas de las estrellas cayeran a la tierra, y se puso a hollarlos.’’

El significado simbólico de las estrellas que caen a la tierra y luego son pisoteadas por el llamado rey de fiero semblante está fuera de toda duda. Daniel los identifica como los santos que son llevados a la ruina durante el tiempo del fin.

El capítulo 14 de Isaías también muestra a los hijos del Reino como estrellas. La denuncia del “resplandeciente” es paralela a la profecía de Daniel y confirma que el último rey será impulsado por el espíritu de Satanás para eliminar a los hermanos de Cristo en la tierra y de esa manera intentará exaltar su trono “sobre las estrellas de Dios” tal como la profecía nos indica.

El caldeo original se levantó por encima de la “montaña de la reunión” cuando literalmente destruyó el templo que estaba sobre el pináculo del Monte Sión. Se elevó sobre las estrellas de Dios al exaltarse sobre los príncipes y reyes del reino de Judea que Jehová había instalado. El cumplimiento mayor de esta profecía se llevará a cabo durante la conclusión de todo el sistema, cuando el octavo rey finalmente se exalte a sí mismo por encima del Reino de Dios, no solo como un reino falso, sino también en completa oposición a Cristo. Por lo tanto, la tercera parte de las estrellas que son arrojadas a la tierra por la cola del dragón representa a la congregación de Cristo en la tierra que es pisoteada por la bestia durante “un tiempo y tiempos y la mitad de un tiempo’’.

Pero dado que el Reino de Dios gobierna desde el cielo, ¿cómo puede ser posible que un reino terrenal se eleve por encima de las estrellas gobernantes de las regiones celestiales? Desde el inicio de la congregación cristiana en el día de Pentecostés del año 33 E.C., Jesucristo ha gobernado como rey sobre su congregación de creyentes, los cuales, según se indica en las Escrituras, están sentados en unión con Cristo en los lugares celestiales. Sin embargo, las profecías apuntan a un momento en el que el reino del diablo sobre el mundo también será entregado a Cristo. Ese es el período de tumulto y agitación descrito en la profecía.

Antes de ese acontecimiento trascendental, los cristianos ungidos que esperan compartir con Cristo en su reino no tienen una autoridad real que gobierne fuera de la congregación. Pero, cuando su Señor se convierta en el Rey del mundo, los fieles seguidores de Cristo ungidos también se convertirán en reyes en el sentido más completo, siendo nombrados sobre todos los bienes de su Amo celestial.

Tal como se describe en Revelación, los ángeles retienen los cuatro vientos de destrucción hasta que los últimos miembros de los 144 mil reciben el sello de la aprobación irrevocable de Jehová. El sellamiento final del resto ungido significa que a ellos se les concede de manera irreversible su entrada en el Reino de Dios. Es en ese entonces cuando los elegidos comienzan a brillar tan intensamente como las estrellas del cielo en el Reino de su Padre, tal como lo predijo el profeta Daniel y el mismo Jesús.

La revelación de los hijos de Dios se lleva a cabo cuando los santos reciben el Reino, incluso antes de ser resucitados. Por lo tanto, el ataque de Satanás a los reyes terrenales es un ataque directo al reino de los cielos. 

‘’LA CÓLERA DE DIOS QUEDA TERMINADA’’ 

Satanás no es el único dios que llega a tener gran ira. Jehová, el Dios de dioses, es plenamente capaz de expresar su ira al ejecutar Su juicio contra los dioses falsos.

La historia registra que miles de cristianos fueron asesinados por sus perseguidores, incluyendo a Esteban, Santiago, Pedro, Pablo y quizás también otros apóstoles. Son estos cristianos martirizados, quienes, durante la apertura del quinto sello, son representados diciendo: “¿Hasta cuándo, Señor Soberano santo y verdadero, te abstienes de juzgar y de vengar nuestra sangre en los que moran en la tierra?’. Y a cada uno de ellos se dio una larga ropa blanca; y se les dijo que descansaran por un poco de tiempo más, hasta que se completara también el número de sus coesclavos y de sus hermanos que estaban a punto de ser muertos como ellos también lo habían sido.’’

El propósito de Dios se llega a completarse cuando se asesina al resto ungido durante el corto período de tiempo después de que Satanás es derribado. El capítulo 15 de Revelación revela otra gran señal en el cielo que muestra a siete ángeles con siete copas llenas de la ira de Dios. Pero antes de que los ángeles derramen sus tazones sobre el mundo, Juan nos dice lo siguiente: “Y vi lo que parecía ser un mar vítreo mezclado con fuego, y, de pie al lado del mar vítreo, a los que salen victoriosos de la bestia salvaje y de su imagen y del número de su nombre, y estos tenían arpas de Dios. Y están cantando la canción de Moisés el esclavo de Dios y la canción del Cordero.’’

Aquellos que salen victoriosos de la bestia salvaje son todos los santos que estarán en la tierra después de que Satanás sea expulsado. Son victoriosos en el sentido de que no violan su integridad a Dios durante el tiempo en el que la bestia se esfuerza por obligar a todos a adorar su imagen, condenando a muerte a cualquiera que no lo haga. Evidentemente, es por eso que la bestia libra una guerra con ellos y los mata, debido a que se niegan a adorarla.

La serie de plagas derramadas sobre el mundo no son simples anuncios de venganza. No, estos son los símbolos de los juicios reales ejecutados contra el Diablo y su mundo. Además, es evidente que ya no habrá más santos sobre la tierra cuando los ángeles derramen los siete tazones de la ira de Dios. Todos estarán en el cielo “cantando la canción de Moisés”, cumpliendo así con todo lo que fue anunciado por la muerte del mediador del antiguo pacto y su posterior aparición en la visión de la transfiguración.

La ira de Dios será encendida por el asesinato de sus hijos y Jehová no se calmará hasta que el mundo del Satanás deje de existir por completo. Por tal razón, la venganza será expresada de manera apropiada por medio del derramamiento de las siete plagas. Por ejemplo, el derramamiento del tercer tazón se lleva a cabo para vengar la sangre de los siervos de Dios. Revelación 16: 4-6 dice: “Y el tercero derramó su tazón en los ríos y sobre las fuentes de las aguas. Y se convirtieron en sangre. Y oí al ángel sobre las aguas decir: ‘Tú, Aquel que eres y que eras, el Leal, eres justo porque has dictado estas decisiones, porque ellos derramaron la sangre de santos y de profetas, y tú les has dado a beber sangre. Lo merecen’. Y oí al altar decir: ‘Sí, Jehová Dios, el Todopoderoso, verdaderas y justas son tus decisiones judiciales “.

“SALGANSE DE ELLA PUEBLO MÍO’’ 

Una de las piezas centrales de la extensa exégesis profética de la Watchtower es la noción de que Babilonia la Grande cayó en 1919. Pero al igual que con muchos otros aspectos de Revelación, hay varias razones convincentes por las cuales los testigos de Jehová deberían reconsiderar esta interpretación de las profecías por parte de Betel. Si bien es cierto que los testigos de Jehová han rechazado el núcleo de las enseñanzas falsas de la mística Babilonia, como la Trinidad, la doctrina del alma inmortal, el fuego del infierno y otras creencias, el prestar atención a la llamada angelical para salir de la gran prostituta no implica únicamente eso.

Desde 1919, la Watchtower ha continuado amplificando el llamado a “salir de ella” al pedir a los feligreses que abandonen a la cristiandad y se conviertan en testigos de Jehová. Pero desde el punto de vista de Dios, ¿por qué el ángel se referiría a aquellos en Babilonia la Grande como “mi pueblo”? En el caso de la caída de la Babilonia literal, los judíos eran el pueblo de Dios antes de que fueran hechos cautivos, debido al hecho de que Dios había hecho un pacto con la descendencia carnal de Abrahán. El derrocamiento de Babilonia por parte de Ciro les brindó a esos judíos la oportunidad de regresar a su tierra natal, por lo que hicieron sus maletas y salieron de Babilonia como la congregación de los redimidos de Jehová.

¿Cómo podría ser posible que los adherentes de hoy en día a las religiones de Babilonia la Grande sean el pueblo de Dios cuando se les pide que “salgan de ella”? ¿Ordenó Dios a los babilonios que salieran de su ciudad y regresaran a Jerusalén con los judíos?

Además, si las interpretaciones de la Sociedad son correctas, eso significa que el pueblo de Dios sale de Babilonia la Grande gradualmente, durante décadas, a medida que las personas se retiran individualmente de varias instituciones religiosas. Sin embargo, eso simplemente no es paralelo al alcance del éxodo israelita al salir de Babilonia. En ese contexto, el ángel no solo ordena al pueblo de Dios que “salga de ella”, sino que también anuncia la inminente destrucción de la prostituta al decir lo siguiente: “Sálganse de ella, pueblo mío, si no quieren participar con ella en sus pecados, y si no quieren recibir parte de sus plagas. Porque sus pecados se han amontonado hasta llegar al cielo, y Dios ha recordado sus actos de injusticia.’’

Razonablemente, la oportunidad para salir de Babilonia la Grande se abre inmediatamente antes de que Dios ejecute su juicio contra esa ciudad inicua. Si tal no fuera el caso, ¿por qué habría tanta urgencia en huir y evitar así compartir sus pecados y recibir “parte de sus plagas”? Sin duda alguna, las plagas aún no han sido derramadas sobre ella. Tal como lo indica el ángel, el llamado a “salir de ella” coincide con la llegada del momento en el que “Dios ha recordado sus actos de injusticia”.

Pero si los pecados de Babilonia la Grande habían llegado a “amontonarse hasta llegar al cielo” en 1919, ¿Qué tanto se han amontonado sus pecados hasta la actualidad? ¿Se le ha permitido a sus pecados acumularse más allá del cielo durante las décadas siguientes a 1919? Si Jehová “recordó sus actos de injusticia” entonces, ¿por qué aún no se ejecutado a la Ramera? En vista del error que impregna muchas de las interpretaciones proféticas de la Watchtower, es hora de descartar la suposición de que los testigos de Jehová de alguna manera ya han escuchado el llamado de salir de esa ciudad inicua.

En relación con la enseñanza de que Babilonia la Grande cayó en 1919, la revista la Atalaya ha afirmado en muchas ocasiones que Babilonia la Grande será destruida al comienzo de la gran tribulación. Por ejemplo, la Atalaya del 15 de julio de 2013, bajo el artículo titulado ‘’ ¿Cuándo serán estas cosas?’’ dice lo siguiente en el párrafo 6:

‘’Entonces, ¿qué suceso marcará el comienzo de la gran tribulación? Jesús predijo: “Cuando alcancen a ver la cosa repugnante que causa desolación, como se habló de ella por medio de Daniel el profeta, de pie en un lugar santo (use discernimiento el lector), entonces los que estén en Judea echen a huir a las montañas” (Mateo 24:15, 16). Estas palabras se cumplieron por primera vez en el año 66: el ejército romano (“la cosa repugnante”) estuvo “de pie en un lugar santo” cuando atacó Jerusalén y su templo (considerado santo por los judíos). En el segundo cumplimiento, la Organización de las Naciones Unidas (“la cosa repugnante” de la actualidad) estará “de pie en un lugar santo” cuando ataque a la cristiandad (santa para los supuestos cristianos) y al resto de Babilonia la Grande. Este suceso, descrito en Revelación 17:16-18, dará comienzo a la gran tribulación.’’

Se asume erróneamente que el lugar santo que es destruido por una cosa repugnante representa a la cristiandad, y, por supuesto, Jesús afirmó que la desolación del lugar santo sería un momento de gran tribulación. Sin embargo, ya se ha demostrado que el “rasgo constante” y el “santuario” asociados con el Israel espiritual son lo que Cristo tenía en mente cuando predijo la profanación del lugar santo y remitió al lector a la profecía de Daniel. Dado que la destrucción de Jerusalén y el templo fue lo que originalmente condujo a los judíos a ser llevados cautivos a Babilonia en primer lugar, la profecía de Jesús sobre la desolación del lugar santo durante la conclusión del sistema debe seguir ese mismo patrón.

El capítulo 47 de Isaías es paralelo a los juicios en Revelación en contra de Babilonia la Grande. En Isaías 47: 5-6, Jehová declara el motivo del derrocamiento de Babilonia, diciendo acerca de ella lo siguiente: “Siéntate silenciosamente y entra en la oscuridad, oh hija de los caldeos; porque no volverás a experimentar que la gente te llame Señora de Reinos. Me indigné con mi pueblo. Profané mi herencia, y procedí a darlos en tu mano. No les mostraste misericordias. Sobre el viejo hiciste muy pesado tu yugo.’’

Que los testigos de Jehová dejen de ser tan irrazonables como para suponer que la indignación de Jehová fue expresada de alguna manera en 1918. Además, si Dios estaba indignado con los Estudiantes Internacionales de la Biblia en 1918 por sus pecados, ¡Cuando más debe estar indignado Jehová actualmente con la organización por sus numerosos engaños, su hipocresía, su persecución contra niños abusados ​​sexualmente y su gran altivez!

Dado que no hay una razón válida para suponer que la bestia que asciende del abismo y mata a los dos testigos de Dios es diferente de la bestia de color escarlata que emerge del abismo montada por la ramera; y tampoco hay una explicación razonable acerca de cómo la bestia de siete cabezas pudo haber sufrido su apocalíptico golpe de muerte en 1914; es evidente que se avecina la catástrofe mundial que sumergirá a la bestia en el abismo. La bestia que está destinada a matar a los dos testigos inevitablemente debe ser montada por la ramera simbólica de Babilonia. Eso significa que los testigos de Jehová están destinados a ser hechos cautivos por Babilonia tras la desolación del lugar santo, que tendrá lugar mientras la inicua Señora de los Reinos aún se encuentre en una posición dominante.

Contrariamente a las suposiciones que prevalecen en la actualidad, los testigos de Jehová no han salido de Babilonia la Grande. ¡Eso se debe a que los testigos de Jehová ni siquiera han ido al exilio todavía! Babilonia la Grande todavía tiene que conquistar al pueblo de Jehová. Eso sucederá como resultado de la invasión del rey del norte a la tierra de la Decoración. Tal como sucedió cuando los ejércitos de Nabucodonosor saquearon el santo templo de Jerusalén y llevaron a los judíos al exilio, parecerá que Jehová Dios es inferior a los dioses de las naciones que apoyan al octavo rey, en lo cual es lo que se convertirá el rey del norte eventualmente durante el tiempo del fin.

Después de que Jehová humilla a su pueblo, el gran Ciro, Cristo Jesús, volverá a reunir a sus siervos leales castigados y los liberará de cualquier esclavitud en la que se encuentren.

Sin embargo, para los hijos del Reino, su triunfo sobre Babilonia la Grande se verá reflejado cuando sean resucitados en el cielo. Es en ese momento, inmediatamente después de la ejecución de Babilonia la Grande, que se llevan a cabo las bodas del Cordero y Jehová llega a ser rey. Revelación 19: 6-7 nos dice lo siguiente acerca de esos magníficos acontecimientos: “Y oí lo que era como la voz de una gran muchedumbre y como un sonido de muchas aguas y como un sonido de fuertes truenos. Decían: ‘Alaben a Jah, porque Jehová nuestro Dios, el Todopoderoso, ha empezado a reinar. Regocijémonos y llenémonos de gran gozo, y démosle la gloria, porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. Sí, a ella se le ha concedido estar vestida de lino fino, brillante y limpio, porque el lino fino representa los actos justos de los santos”.