LA CAÍDA DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA

‘’…porque un día está cercano, sí, un día que pertenece a Jehová está cerca. Un día de nubes, un tiempo señalado de naciones resultará ser.’’ — Ezequiel 30:3

El mundo está a punto de contemplar uno de los acontecimientos más impactantes de la historia. Lo que muchos considerarán hoy como muy improbable, incluso impensable, se convertirá en los titulares de primera plana del futuro. Todo eso sucederá porque el Soberano Señor Jehová así lo ha decretado. Este suceso anunciará el comienzo del día inspirador de temor de Jehová. Según Ezequiel, ese día será un tiempo oscuro para los pueblos del mundo, “Un día de nubes, un tiempo señalado de naciones resultará ser“.

Pero, ¿Qué es exactamente el “tiempo señalado de las naciones”?

La frase es muy similar a la expresión que utilizó Jesús al referirse a los tiempos señalados para que las naciones pisoteen a Jerusalén. Esta expresión la encontramos en el capítulo 21 de Lucas y se refiere al período en que Cristo comienza a gobernar como rey en medio de sus enemigos. Y en respuesta, las naciones del mundo, llenas de pavor e ira, se aferran de manera terca y desafiante a su poder y persiguen brutalmente a los hijos del Reino.

El “tiempo señalado de las naciones” comienza con el estallido de la tercera guerra mundial y la caída catastrófica de las naciones más prominentes del mundo.

Aunque las profecías de Ezequiel e Isaías mencionan esta tragedia y la ubican en un antiguo escenario donde las naciones de Egipto y Tiro son las protagonistas del tal colapso, el trasfondo de esa profecía anuncia más que la caída de esas naciones de la antigüedad, ya que el cumplimiento de esa profecía se extiende hasta nuestros días. Ese terrible acontecimiento hace parte de lo que en las Escrituras se conoce como “el día de Jehová”. El destino del Tiro y Egipto antiguos presagia nada más y nada menos que la caída del actual dúo Angloamericano. (Tiro tipifica a la ciudad de Londres, mientras que Egipto representa a los Estados Unidos de América).

El hecho de que Egipto sea una representación de los Estados Unidos no es un concepto nuevo para los testigos de Jehová, pues la Sociedad Watchtower identificó a “Egipto” como un símbolo  de los Estados Unidos hace más de 50 años en una interpretación que hizo de la profecía de Daniel, en la que se analizó la identidad del rey del norte y el rey del sur.

De manera sorprendente, ella se dio cuenta de que el Egipto de los Ptolomeos fue el primer rey del sur después de la desintegración del vasto imperio de Alejandro Magno. Por lo tanto, la aparición de “Egipto” durante el tiempo del fin nos muestra a éste como la representación del rey del sur.

Desafortunadamente esta brillante interpretación ha sido relegada al pasado; de tal manera que ahora se nos enseña que esta profecía se cumplió durante la era de la guerra fría. Según el comentario más reciente que ella hace sobre la profecía de Daniel, los Estados Unidos no escaparon en cierta forma del control de la extinta Unión Soviética. Aunque evidentemente esa interpretación está fuera de lugar, al menos debemos reconocer que esta ha ayudado a los testigos a relacionarse con la idea de que “Egipto” es una representación de los Estados Unidos.

NINGÚN ÁRBOL EN EL JARDÍN DE DIOS SE LE ASEMEJABA EN GRANDEZA

La profecía que encontramos en el capítulo 31 de libro de Ezequiel compara a Asiria con un impresionante cedro del Libano; un árbol tan alto y grande que supera la altura de las nubes, el cual Dios entrega en las manos de Babilonia. A la hora de hablar de Egipto, Jehová Dios también se refiere a esta nación como a un enorme cedro, y nos indica que sufrirá el mismo fin que el cedro asirio. La profecía nos dice lo siguiente en los versículos 2 al 4: “Hijo del hombre, di a Faraón el rey de Egipto y a su muchedumbre: ‘¿A quién te has llegado a parecer en tu grandeza?  ¡Mira! A un asirio, un cedro del Líbano, bello en rama mayor, con espesura arbolada que ofrecía sombra, y alto en estatura, de modo que entre las nubes resultaba estar su punta. Fueron aguas lo que lo hicieron crecer; la profundidad acuosa hizo que se hiciera alto. Con sus arroyos iba todo alrededor de su lugar en que estaba plantado; y sus canales enviaba a todos los árboles del campo.’’

En el momento en el que se le dio esta revelación al profeta, el reino de Babilonia apenas comenzaba a desafiar la supremacía de Egipto. Después de la caída de Nínive, la capital asiria; y después de la derrota del faraón Nekó ante Nabucodonosor en Carquemis en 629 A.C. el imperio babilónico llegó a consolidarse completamente como la nueva potencia mundial. Sin embargo, debido a que Egipto había existido por más de mil años antes de que Nabucodonosor apareciera en la escena del mundo, y había acumulado mucha riqueza y prestigio ante las demás naciones; esas naciones; incluyendo a Judá, habían acudido a Egipto en busca de protección y seguridad, pues veían a esta nación como un frondoso árbol bajo cuya exquisita sombra ellas podían hallar refugio.

Debido al impresionante lenguaje apocalíptico que la profecía usa en su denuncia contra Egipto, es evidente que Jehová proyecta sus juicios a un tiempo y a una tierra allende del río Nilo. De hecho, la misma Sociedad Watchtower nos dice que existe un paralelo moderno de esta profecía.

Según la interpretación preferida de Betel, el cedro egipcio no representa a una nación en particular, sino que simboliza a todo el sistema político de Satanás en su conjunto. Pero si la interpretación de ellos es correcta, ¿Cómo entendemos el hecho que ninguna nación puede compararse con el cedro asirio o con el cedro egipcio? Si el cedro egipcio representa al entero sistema político del mundo; sistema del cual todas las naciones hacen parte, ¿De dónde tomamos la nación o las naciones con las cuales comparar tal árbol?

La Watchtower trata torpemente de lidiar con esta obvia discrepancia en un artículo de la revista la Atalaya de 1977 titulado ‘’ Salgase de Debajo de Ese Bello Árbol’’ diciendo:

” Este sistema de cosas político mundial ha producido muchas ramas mayores para cargar su abundancia de follaje que suministra sombra, para cubrir y proteger las necesidades políticas de todas las naciones mundanas. A cada nación semejante a árbol le gustaría ser potencia mundial para dominar todo lo demás, llegando a ser así una organización envidiable.’’

Esta explicación no nos dice mucho, pues no explica cómo la profecía compara al cedro egipcio con otros árboles, ni tampoco nos dice cómo ninguna nación era comparable al cedro egipcio. Analicemos esto más detenidamente. Egipto era una sola nación y las naciones o tribus que existían en ese entonces eran consideradas inferiores a Asiria y a Egipto, al menos desde el punto de vista de Dios. Es verdad que estas potencias eran parte del mismo sistema imperial, pero también es cierto que solo puede haber una nación dominante en cualquier momento determinado de la historia. Por lo tanto, después de la caída de Asiria, Egipto quedó como la potencia dominante del sistema, al menos hasta que fue derrocado por Babilonia. De hecho, la caída de Asiria fue usada como un modelo de lo que le sucedería a Egipto.

Por lo tanto, no es razonable pensar que Egipto es una representación de todas las naciones amalgamadas en un mismo árbol. Además, esa interpretación ni siquiera está en armonía con la identidad que Betel le ha dado al “Egipto” que es subyugado por el rey del norte durante el tiempo del fin.

Además, de manera negligente la Sociedad Watchtower ha ignorado el hecho de que, según Ezequiel, todas las naciones del mundo ocupan una posición relativa con respecto a Egipto, pero ninguna puede igualar o superar la majestuosidad del cedro egipcio. La profecía describe ese hecho de la siguiente manera: “[Otros] cedros no lo igualaban en el jardín de Dios. En cuanto a los enebros, no se le parecían respecto a sus ramas mayores. Y los plátanos mismos no resultaban como él en ramas. Ningún [otro] árbol del jardín de Dios se le parecía en su belleza. Bello fue como lo hice en la abundancia de su follaje, y todos los [demás] árboles de Edén que estaban en el jardín del Dios [verdadero] seguían envidiándolo.” (Ezequiel 31: 8-9)

La profecía bajo consideración está indiscutiblemente destinada a transmitir una verdad simple; a saber, que en la antigüedad ninguna nación en la tierra podía compararse con Egipto.

Sin embargo, por extensión, es evidente que la descripción del cedro egipcio aplica especialmente a los Estados Unidos. Sinceramente, ¿qué otra nación en el mundo puede compararse a los Estados Unidos? ¿Quién puede argumentar en contra del hecho de que Estados Unidos es la nación más grande que ha existido? Es un hecho de la historia moderna que muchos pueblos han envidiado la libertad y la prosperidad de esta nación, y han buscado liderazgo, inspiración, protección y asistencia financiera en ella. Los Estados Unidos ahora son la única superpotencia y la nación más rica de la tierra: un bastión de la libertad. Y es por eso que la escritura dice: ‘’ todos los [demás] árboles de Edén que estaban en el jardín del Dios [verdadero] seguían envidiándolo.”

Desde que fue fundada como la primera nación soberana del Nuevo Mundo, millones de personas que han huido de la opresión y la pobreza han acudido a los Estados Unidos para obtener una mejor calidad de vida. Y desde que se liberó del Imperio Británico, numerosas naciones de Asia, Europa, y Sudamérica han tratado de adoptar el sistema económico y financiero de los Estados Unidos.

El siglo XX fue llamado el siglo americano por una buena razón. Es como si todas las naciones hubieran vivido bajo la sombra proyectada por el antitípico cedro egipcio. Al educar y dar poder al hombre común y al aprovechar la creatividad de éste, el sistema norteamericano ayudó a desencadenar el gran potencial humano y esto trajo como resultado una cantidad innumerable de descubrimientos e invenciones que han beneficiado a toda la humanidad.

Al considerar a sus habitantes como dignos ciudadanos y no como simples esclavos, al atraer a los más brillantes y ambiciosos inmigrantes del mundo, y al fomentar el desarrollo, la investigación, y espíritu empresarial, el sistema norteamericano se ha convertido en el sistema económico más exitoso y próspero en la historia de la humanidad. Aparentemente, esto es lo que la Escritura nos quiere decir cuando menciona que las “aguas” son la razón por la cual el cedro egipcio creció de tal manera.

En el lenguaje bíblico las aguas significan con frecuencia gentes y naciones. Por lo tanto, si respetamos el significado bíblico de ciertas palabras, nos damos cuenta de que Ezequiel nos dice que la razón del crecimiento y la prosperidad del cedro egipcio se debió a las aguas que lo alimentaban: “Fueron aguas lo que lo hicieron crecer; la profundidad acuosa hizo que se hiciera alto.’’

Por supuesto, también es verdad que los Estados Unidos han oprimido a la gente nativa de sus tierras y a la gente de ascendencia africana. Si vemos las cosas desde una perspectiva histórica nos damos cuenta que tanto Asiria como Egipto también hicieron uso de la esclavitud y explotaron y oprimieron a otros pueblos. Sin embargo; a pesar de esto, la profecía nos dice que Egipto es la envidia de todas las naciones. Así que es en sentido relativo el hecho de que una o dos naciones estén por encima de las demás.

Pero, ¿por qué se refiere Dios a las naciones políticas bajo el control de Satanás como si fueran árboles en el Jardín del Edén? ¿Estableció Dios realmente el presente sistema de naciones? Sí, sí lo hizo, al menos indirectamente. Cuando Dios “bajó” y confundió los idiomas de la humanidad para frustrar la construcción de la torre de Babel, Jehová estableció la base para los diversos grupos nacionales que desde entonces han evolucionado.

Además, las profecías hebreas contienen juicios contra naciones de la antigüedad que han desaparecido y han quedado en el olvido. Por eso no es coincidencia que Pablo nos diga que “las autoridades que existen están colocadas por Dios en sus posiciones relativas”. Sí, es solo por voluntad de Dios que el actual sistema político-nacional existe.

Cuando Satanás tentó a Jesús y le ofreció todos los reinos del mundo, este admitió que la gloria y la autoridad de ellos las había recibido de Dios. Por lo tanto, desde que la humanidad fue expulsada del Jardín de Edén y, en especial, desde lo que ocurrió en la torre de Babel, Dios ha permitido que varios tipos de autoridad hayan existido y ejercido poder como alternativa al tribalismo, anarquismo y/o absolutismo. Todas esas autoridades seguirán existiendo hasta el día en que Jehová Dios otorgue todo el poder de su reino al Señor Jesucristo. Debido a que “no hay autoridad a no ser por Dios,” podemos decir que las naciones fueron “plantadas” por Dios, y existen para servir a sus propósitos.

“LOS TIRANOS DE LAS NACIONES LO CORTARÁN”

 Es una ilustración muy apropiada el ver a las diferentes naciones como  árboles del Jardín de Edén. Estos árboles o naciones permanecen en su lugar hasta el día en que Jehová llega a ser Rey. Cuando eso sucede empieza la “tala” en el Jardín de Dios; y debido a que Egipto representa al árbol principal, la tala debe comenzar con el árbol más majestuoso del Edén; siguiendo con los demás. Por eso Ezequiel 31: 10 al 13 predice: ” Por lo tanto, esto es lo que ha dicho el Señor Soberano Jehová: ‘Debido a que te elevaste en estatura, de modo que él colocó su punta aun entre las nubes y su corazón llegó a estar ensalzado debido a su altura, yo también lo daré en mano del déspota de [las] naciones. Sin falta actuará contra él. Según su iniquidad ciertamente lo expulsaré.  Y extraños, los tiranos de [las] naciones, lo cortarán, y la gente lo abandonará sobre las montañas; y en todos los valles su follaje ciertamente caerá, y sus ramas serán quebradas entre todos los cauces de los arroyos de la tierra. Y de su sombra todos los pueblos de la tierra bajarán, y lo abandonarán. Sobre su tronco caído todas las criaturas voladoras de los cielos residirán, y sobre sus ramas ciertamente llegarán a estar todas las bestias salvajes del campo.’’

La profecía continúa diciendo que aunque el árbol más majestuoso es el que cae primero, todos los árboles o grupos nacionales están destinados a terminar en el hoyo o Seol: “…para que ninguno de los árboles regados se haga alto en su estatura, o ponga su punta hasta entre las nubes, y para que ninguno que bebe agua se ponga de pie contra ellos en su altura, porque ciertamente todos ellos serán dados a la muerte, a la tierra allá abajo, en medio de los hijos de la humanidad, a los que van bajando al hoyo”.

La profecía definitivamente habla mucho más allá de los asuntos del mundo antiguo. Esto es evidente por el hecho de que el juicio de Dios incluye a todas las naciones y reyes: “ todos ellos serán dados a la muerte’’.

También debe tenerse en cuenta que la conquista de Egipto por parte de Babilonia no significó la muerte o destrucción total de Egipto. Egipto existía en los días de Jesús, y obviamente, Egipto continúa existiendo hasta nuestros días. Por lo tanto, es indudable que el profeta predice algo a escala mucho mayor. Tal y como la Sociedad Watchtower ha reconocido, la caída de los “árboles del Edén” presagia un impresionante juicio futuro. Pero, ¿cómo será derribado el gran Egipto? Jehová responde a través de Ezequiel: “yo también lo daré en mano del déspota de [las] naciones. Sin falta actuará contra él. Según su iniquidad ciertamente lo expulsaré.  Y extraños, los tiranos de [las] naciones, lo cortarán, y la gente lo abandonará sobre las montañas; y en todos los valles su follaje ciertamente caerá, y sus ramas serán quebradas entre todos los cauces de los arroyos de la tierra. Y de su sombra todos los pueblos de la tierra bajarán, y lo abandonarán.’’

En los días de Ezequiel, la nación tirana y destructora resultó ser el pueblo dirigido por Nabucodonosor. Pero, ¿Quién hará las veces de tirano y destructor en nuestros días? Por increíble que parezca, la Sociedad Watchtower enseña que el “déspota de las naciones” de la actualidad es Jesucristo, quien fue prefigurado por Nabucodonosor. Esto es lo que La Atalaya mencionada anteriormente nos dice:

‘’ Lo que nos interesa hoy es: ¿Quién es el moderno “déspota de las naciones,” y quiénes son los “extraños, los tiranos de las naciones”? Son el grupo político inspirador de temor que está compuesto de las naciones comunistas, ¿no es verdad? A esto contestamos rotundamente: ¡No! Pues las naciones comunistas moran bajo las extendidas ramas mayores del simbólico “cedro del Líbano” tanto como lo hacen las naciones democráticas, liberales… No serán los testigos cristianos de Jehová, que hoy ascienden a solo unos dos millones de individuos esparcidos en 210 países alrededor del globo terráqueo. Ellos no son despóticos, no son tiránicos y no infunden terror en el corazón de la gente, por lo cual reciben persecución franca como minoría impotente, indefensa. Jehová no usará un instrumento terrestre endeble, sino un poderoso instrumento celestial. El instrumento de Jehová es el glorificado Jesucristo y sus ejércitos de ángeles celestiales.’’

La Sociedad Watchtower no explica por qué le da a Cristo tan infame y cuestionable título. Es en verdad incomprensible cómo ellos dicen que los testigos de Jehová no son tiranos, pero Jesucristo sí lo es. Sin embargo, reflexionando más acerca de este asunto, y si en verdad el déspota de las naciones, Nabucodonosor, prefigura a Jesucristo en Armagedón, entonces ¿Por qué la profecía nos dice que el reino babilónico también será cortado por Ciro; personaje a quien Jehová llama “mi ungido”? Es evidente que las interpretaciones de Betel no están muy en armonía que digamos.

De acuerdo a la profecía, Jehová tiene un “cortador” imperial, y a este talador se le ha asignado la tarea de cortar a las naciones antes de Armagedón. Posteriormente, el déspota es destruido personalmente por Jesús y sus ejércitos. Eso se hace evidente en el capítulo 14 del libro de Isaías, donde el profeta nos dice que las naciones se regocijan por el fin del dictatorial talador. Al profeta se le ordenó redactar un dicho proverbial en el que se anunciaba el fin de este tirano a manos de Jehová: “Jehová ha quebrado la vara de los inicuos, el bastón de los que gobernaban, el que golpeaba a los pueblos en furor con un golpe incesantemente, el que sojuzgaba a las naciones en consumada cólera con una persecución sin restricción. Toda la tierra ha entrado en descanso, ha quedado libre de disturbio. La gente se ha puesto alegre con clamores gozosos. Hasta los enebros se han regocijado también a causa de ti, los cedros del Líbano, [diciendo:] ‘Desde que has yacido, no sube contra nosotros ningún cortador [de leña]’’.

El versículo 12 dice de Babilonia: “¡Oh, cómo has caído del cielo, tú, el resplandeciente, hijo del alba! ¡Cómo has sido cortado a tierra, tú que estabas incapacitando a las naciones!’’

Es evidente que el “déspota de las naciones” no prefigura a Jesucristo. Sí, difícilmente puede decirse que Jesús persigue a las naciones sin ningún tipo de restricción. Por lo tanto, ¿Quiénes son los tiranos de las naciones?

Los tiranos de las naciones modernos son sin duda el pequeño grupo de banqueros, empresarios y dueños de propiedades ultra ricos, que tienen una mentalidad feudal y conforman lo que se conoce como la oligarquía financiera anglo-holandesa-suiza. Desde hace unos dos siglos en asociación con el Imperio Británico, este cartel financiero se ha establecido poco a poco como un imperio invisible sobre los sistemas financieros, económicos y políticos del mundo. Pero el sistema financiero parásito y de extracción de riqueza impuesto sobre las economías productivas subyacentes de las naciones se encuentra ahora en un estado avanzado de deterioro. Se acerca rápidamente el día cuando los dos sistemas se verán envueltos en una guerra total por la dominación. La palabra profética de Dios revela que el sistema imperial prevalecerá y que los Estados Unidos de América y todo el sistema de estados nacionales soberanos serán derribados y destruidos.

La caída de las naciones del mundo ocurre como resultado de la apertura del sexto sello del libro de Revelación; lo cual resulta en el hecho que las luminarias políticas de los cielos son oscurecidas tenebrosamente. Ezequiel usa el mismo lenguaje apocalíptico que el libro de Revelación, y nos describe las consecuencias de la caída de Egipto al decir: “Y cuando quedes extinguido, ciertamente cubriré [los] cielos y oscureceré sus estrellas. En cuanto [al] sol, con nubes lo cubriré, y [la] luna misma no dejará brillar su luz. Todas las lumbreras de luz de los cielos… las oscureceré por causa tuya, y ciertamente pondré oscuridad sobre tu tierra’, es la expresión del Señor Soberano Jehová.” (Ezequiel 32:7– 8)

Los estudiantes de la Biblia reconocerán inmediatamente que Jesús también usó exactamente el mismo simbolismo cuando predijo los acontecimientos que sacudirían la tierra durante su presencia. En Mateo 24:29, Jesús dijo: ” Inmediatamente después de la tribulación de aquellos días el sol será oscurecido, y la luna no dará su luz, y las estrellas caerán del cielo, y los poderes de los cielos serán sacudidos.’’

¡Imagínese el horror y el temor enfermizo que sentirán las naciones cuando el ejecutor tiránico de Jehová asesine a la nación más grande de la tierra! El profeta de Jehová describe la reacción del mundo ante la caída de Egipto: “Esto es lo que ha dicho el Señor Soberano Jehová: ‘En el día de bajar él al Seol ciertamente haré que haya duelo. Por causa de él ciertamente cubriré la profundidad acuosa, para detener sus arroyos y [para] que las muchas aguas sean restringidas; y por causa de él oscureceré al Líbano, y por causa de él todos los árboles del campo desfallecerán. Al sonido de su caída ciertamente haré que se mezan naciones, cuando lo haga bajar al Seol con los que van bajando al hoyo, y en la tierra allá abajo serán consolados todos los árboles de Edén, los más selectos y mejores del Líbano, todos los que beben agua.’’ (Ezequiel 31: 15 – 16).

Ezequiel 32: 9-10 también nos dice: “Y ciertamente ofenderé el corazón de muchos pueblos cuando traiga los cautivos procedentes de ti entre las naciones a tierras que no has conocido.  Y ante ti ciertamente haré que muchos pueblos queden despavoridos, y sus reyes mismos se estremecerán de horror ante ti cuando blanda mi espada en sus caras, y tendrán que temblar cada momento, cada uno por su propia alma, en el día de tu caída.”

LOS FUNDAMENTOS DE EGIPTO SON DEMOLIDOS

En la profecía acerca del rey del norte y del sur, Daniel 11: 42-43 dice en parte: “Y seguirá alargando su mano contra los países; y en lo que respecta a la tierra de Egipto, no resultará ser una que escape. Y él verdaderamente gobernará sobre los tesoros escondidos del oro y la plata y sobre todas las cosas deseables de Egipto.”

El rey del norte debe gobernar sobre” todas las cosas deseables de Egipto “. Dado que la riqueza de los Estados Unidos nunca estuvo a disposición de la Unión Soviética, la cual supuestamente fue el rey del norte según Betel, la profecía debe tener un cumplimiento futuro. Curiosamente, Ezequiel 30: 4 confirma que la riqueza de Egipto será confiscada. Ese versículo nos dice: ” Y una espada ciertamente entrará en Egipto, y dolores severos tienen que ocurrir en Etiopía cuando uno caiga muerto en Egipto y realmente tomen su riqueza, y sus fundamentos sean realmente demolidos.’’

¿Qué significa esto para el “Egipto” del tiempo del fin? Esto significa que sus riquezas y recursos serán tomados, y no solo eso, sino que también los “cimientos” de los Estados Unidos, los cuales son la Constitución y varias instituciones, serán destruidos. Podemos esperar que la Corte Suprema y las dos cámaras del Congreso sean desmanteladas. Probablemente, la oficina del presidente será disuelta a favor de una dictadura militar. Por lo tanto, la profecía pronostica el fin completo de los Estados Unidos como una república constitucional.

El capítulo 32 de Ezequiel es aún más gráfico en cuanto a lo que va a ocurrir. Allí, se representa a Egipto como el cadáver destripado de un monstruo marino que se convierte en mera carroña para que las bestias de toda la tierra se den un festín: “Y tendré que abandonarte en la tierra. Sobre la superficie del campo te arrojaré. Y en ti ciertamente haré que residan todas las criaturas voladoras de los cielos, y de ti ciertamente satisfaré a las bestias salvajes de toda la tierra.   Y ciertamente pondré tu carne sobre las montañas y llenaré los valles con el desecho tuyo. Y ciertamente haré que [la] tierra se beba tu materia descargada, de tu sangre, sobre las montañas; y cauces de arroyos mismos se llenarán de [lo procedente de] ti’’. (Ezequiel 32: 4 – 6).

¿Qué significado tiene esta imagen espeluznante? La profecía mencionada previamente parece exagerar la caída del antiguo imperio egipcio, pues, ¿Cómo es posible que todas las bestias salvajes de la tierra se saciaran de la carne del faraón? Sin embargo, cuando vemos lo que sucedería si el dólar norteamericano sufriera un catastrófico colapso, nos damos cuenta que esta es una analogía que tiene mucho sentido.

Tal desastre convertiría a los Estados Unidos en una nación del Tercer Mundo de la noche a la mañana. En lugar de elevarse sobre las otras naciones como antes, la nación más grande del mundo no se diferenciaría mucho de ellas, y esto sería como si las otras naciones parecidas a bestias literalmente consumieran su carne y sangre. En lugar de elevarse sobre naciones más pequeñas como una montaña, los valles se llenarán con los restos del rey caído, lo que indica que la situación entre ella y las otras naciones sería la misma.

Es bien sabido que los Estados Unidos tienen un enorme presupuesto y un déficit comercial, y solo se sustenta en su supuesta solvencia crediticia. En su estado actual, la única superpotencia del mundo depende totalmente de atraer inversores extranjeros para que continúen financiando sus enormes déficits. Todos los economistas sobrios admiten que la situación es insostenible, pero nadie tiene una solución. La repentina retirada del capital extranjero de las tesorerías estadounidenses tendría un impacto desastroso no solo en las instituciones estadounidenses, sino que todo el sistema financiero global que funciona por medio de dólar también sufriría un catastrófico colapso.

Al negarse a regular Wall Street después del colapso de 2008, el Congreso ha comprometido tontamente los recursos del tesoro y los contribuyentes de los Estados Unidos para respaldar las deudas de los bancos que supuestamente no pueden quebrar, estableciendo así el escenario por medio del cual los banqueros confiscarán el oro y los tesoros secretos de la nación.

El capítulo 19 de Isaías también predice el destino económico que tendrá Egipto. En los versículos 5 al 7, Jehová dice que secará el río Nilo y todos sus canales. El Nilo era la parte más importante del antiguo Egipto. Los egipcios idearon un ingenioso sistema de canales de riego, por medio del cual toda la región recibía agua y se producía en abundancia. Hubiera sido una calamidad nacional sin precedentes si el Nilo se hubiera secado. Por supuesto, los ingenieros del ejército de Babilonia no causaron literalmente que el poderoso río Nilo se secara y es poco probable que Dios mismo causara esto directamente mediante una sequía u otro desastre natural. El profeta de Dios simplemente se refería a la ruina absoluta que vendría sobre el granero del Mediterráneo, una ruina tan completa que parecería que Dios hubiera literalmente secado el Nilo. En realidad, Jehová simplemente “entregaría a Egipto a la mano de un amo duro”.

Los versículos 9 y 10 del capítulo mencionado anteriormente indican la extensión del colapso económico al decir: “Y los que trabajan en lino cardado tendrán que avergonzarse; también los que en telares trabajan en telas blancas. Y sus tejedores tendrán que quedar aplastados, todos los trabajadores asalariados, desconsolados de alma.” Parece que el profeta de Jehová, por extensión, predijo una gran depresión económica que destruirá a muchos de la clase alta y media. Sí, la profecía anuncia una ruina de la cual el faraón norteamericano jamás podrá recuperarse.

“LOS PRINCÍPES DE ZOAN HAN ACTUADO TONTAMENTE’’

De acuerdo con la profecía registrada en el capítulo 19 de Isaías, la lucha interna y la ineptitud política también fueron un factor determinante que llevó a Egipto a la ruina.

¿Qué podría significar esto para el Gran Egipto?

Para ser conscientes del tiempo en el que nos encontramos, es necesario tener una visión más amplia de la historia moderna. Hasta que el Tratado de Westfalia de 1648 terminó con la asfixia que el Imperio Católico Romano tenía sobre la Europa Occidental, no existía tal cosa como un estado nacional verdaderamente soberano, solo existían imperios y súbditos. Desde entonces, la historia solo puede entenderse completamente a la luz del antagonismo y la lucha entre dos sistemas en competencia constante, a saber, el imperio y el sistema de estados nacionales soberanos. El objetivo a largo plazo de los agentes del Imperio Británico es eventualmente eliminar por completo al sistema estado-nación y volver al sistema de gobierno imperial, utilizando a las Naciones Unidas en Nueva York como la capital administrativa y judicial del Nuevo Imperio Mundial. El llamado a terminar con el sistema de Westfalia se está haciendo cada vez más fuerte.

En las últimas décadas, la rivalidad entre el sistema estadounidense y el sistema británico se ha reflejado en políticas como el libre comercio frente al proteccionismo estadounidense. Considerando que, anteriormente, el sistema estadounidense construía la nación a través de la inversión en la industria, el desarrollo de infraestructura y la educación, lo cual permitió a todos los ciudadanos llevar a cabo de manera más efectiva su trabajo en la economía física, décadas de abandono y saqueo del mundo a través de la usura y el engaño financiero han llevado en la actualidad a los Estados Unidos y al entero sistema financiero que domina al mundo al borde del colapso.

Obviamente, esta situación no sucedió de la noche a la mañana. Es el resultado de una mala gestión y corrupción de muchos años. En consecuencia, en Isaías 19: 11-13, Jehová ridiculiza a los consejeros de Faraón por su incompetencia, diciendo: “Los príncipes de Zoan son verdaderamente tontos. En cuanto a los sabios de los consejeros de Faraón, [su] consejo es una cosa irrazonable. ¿Cómo dirán ustedes a Faraón: “Yo soy hijo de sabios, hijo de reyes de la antigüedad”?  ¿Dónde, pues, están ellos —los sabios tuyos— para que te informen ahora y para que sepan lo que Jehová de los ejércitos ha aconsejado respecto a Egipto? Los príncipes de Zoan han actuado tontamente, los príncipes de Nof han sido engañados, los hombres clave de sus tribus han hecho que Egipto ande errante.’’

Con asombrosa perspicacia, la profecía describe la situación política actual de los Estados Unidos. Los príncipes de Nof y Zoan bien pueden representar a los miembros del gabinete y otros asesores del faraón moderno. “Los jefes de sus tribus” simbolizan adecuadamente a los representantes electos del pueblo estadounidense. Tontamente, ¡los mismos líderes se han dejado engañar para adoptar políticas e iniciativas que pretenden destruir a su propia nación!

La condenación de los Estados Unidos está prácticamente sellada por políticos corruptos, cobardes e ineptos, que simplemente no pueden legislar en contra o regular a los predadores financieros que arruinan a la nación y que ahora exigen que se les pague por su trabajo. ¡No es de extrañar que Jehová se burle de los líderes de la nación como simples tontos engañados!

Muchos patriotas estadounidenses han expresado su preocupación por el hecho de que su nación, la cual en un tiempo fue próspera, está siendo llevada a la ruina, pero a pesar de todo el discurso de algunos líderes políticos y empresarios bienintencionados, la espiral hacia la catástrofe continúa implacablemente. Cuán verdaderas son las siguientes palabras del libro de Isaías encontradas en el versículo 14 del capítulo 19: ‘’Jehová mismo ha mezclado en medio de ella el espíritu de desconcierto; y ellos han hecho que Egipto ande errante en todo su trabajo, así como se hace que un borracho ande errante en su vómito. Y Egipto no llegará a tener trabajo que la cabeza o la cola, el tallo o el junco, puedan hacer.’’

En efecto, tiene muy poca importancia el partido político que tenga el control, ningún líder egipcio moderno puede llevar a su nación condenada a salir del camino hacia la catástrofe. Jehová, en efecto, ha pesado la nación en la balanza y la ha hallado deficiente.

’LA CIUDAD DE DEMOLICIÓN SERÁ LLAMADA UNA CIUDAD’’

Uno de los aspectos más intrigantes de la profecía de Isaías en contra de Egipto está escrito en el versículo 18. Allí se nos dice: “En aquel día resultará que en la tierra de Egipto habrá cinco ciudades que hablen el lenguaje de Canaán, y que juren a Jehová de los ejércitos. La Ciudad de Demolición será llamada una [ciudad]. “

En el momento en el que se escribió esta profecía, el idioma de Canaán era el hebreo. Entonces, en su cumplimiento moderno, el “lenguaje de Canaán” es el dialecto espiritual hablado por el Israel cristiano de Dios, con una “vasta compañía mixta” de no israelitas que también hablan el idioma de las Escrituras. Así como el antiguo Egipto fue en varias ocasiones un refugio para el pueblo de Jehová, incluso para Jesús, los Estados Unidos también han brindado un entorno que ha permitido que los testigos de Jehová prosperen y tengan éxito. Como prueba de este hecho, aproximadamente un millón de almas, que consisten tanto de israelitas espirituales como de una vasta compañía mixta de “egipcios”, están “jurando lealtad a Jehová de los ejércitos” por medio de su ministerio público.

A los Estados Unidos a menudo se les llama crisol debido a su población étnicamente diversa. Debido a que el trabajo de los testigos de Jehová se originó en los Estados Unidos a fines de la década de 1800, los inmigrantes de varias naciones llevaron el mensaje del reino de vuelta a su tierra natal, lo cual resultó en ser una bendición. Los Estados Unidos también han servido como un fértil semillero para miles de misioneros, quienes a su vez han ido a los rincones más lejanos de la tierra con el mensaje del Reino de Jehová. Y, debido a la relativa prosperidad de los Estados en comparación con las naciones menos prósperas, el trabajo mundial de los testigos de Jehová ha avanzado debido a las numerosas contribuciones materiales y el apoyo de generosos contribuyentes estadounidenses. Es por eso que el último versículo del capítulo 19 de Isaías dice: “Bendito sea mi pueblo, Egipto”. Pero, ¿qué hay de la ciudad llamada la ‘’Ciudad de Demolición”?

Dado que el antiguo Egipto fue invadido y demolido por fuerzas hostiles extranjeras, es interesante que una de las ciudades de Egipto lleve la designación profética de la ‘’Ciudad de Demolición”. Tenga en cuenta que tanto Asiria como Babilonia fueron cada una un instrumento en las manos de Jehová para derribar a diversas naciones en diferentes momentos. Y como tal, en la profecía, Jehová específicamente llama a su agente “el hombre ruinoso”. Isaías 54:16 dice: ” Yo mismo, también, he creado al hombre ruinoso para obra de destrozar.’’

Isaías 13: 5 describe la naturaleza y el alcance de la obra del verdugo de Jehová diciendo: ” Vienen desde la tierra lejana, desde la extremidad de los cielos, Jehová y las armas de su denunciación, para destrozar toda la tierra.’’

En el cumplimiento moderno de esta profecía, el octavo rey sirve como el máximo ejecutor imperial de Jehová. La Watchtower hace mucho tiempo que reconoció ese hecho, pero ya no parece enfatizarlo. Sin embargo, los testigos de Jehová todavía tienen que llegar a ser conscientes de una verdad vital, y esta es la siguiente: los reyes séptimo y octavo no gobiernan al mismo tiempo. Así como todos los imperios anteriores fueron reemplazados por sus sucesores, así también sucederá con el séptimo reino. Aunque la bestia de dos cuernos le da vida a la imagen de la bestia, el hecho de que el octavo rey surja de los siete indica que el último reino gobernará sobre todos los demás, reemplazando incluso a la nación que lo llevó al poder.

Entonces, si los Estados Unidos serán finalmente destronados por la Organización de las Naciones Unidas y el actual sistema de estado-nación de Westfalia, será demolido, tal y como lo han deseado los globalistas, entonces la Ciudad de Nueva York reemplazaría a Washington DC y Londres como la capital del mundo.

Con el propósito de subrayar este punto, varias instituciones influyentes dedicadas a la subversión de los Estados Unidos consideran como su hogar a la ciudad de Nueva York, instituciones como el Consejo de Relaciones Exteriores. Aunque aparentemente diseñado para promover la asociación angloamericana, el CFR es la agencia principal que impulsa la idea de un gobierno global y el fin de las soberanías nacionales, especialmente la soberanía de los Estados Unidos. La ciudad también es un importante centro de medios de comunicación. Algunas de las editoriales, periódicos, agencias de publicidad, compañías de grabación y televisión más influyentes del mundo están ubicadas en las torres de Manhattan, en la ciudad de Nueva York, y son la fuente de una inundación virtual de entretenimiento degradante, desinformación y propaganda globalista, lo cual han saturado las mentes de las masas.

No solo eso, sino que quizás la institución más nociva de la ciudad de Nueva York sea Wall Street, la cual es un apéndice del Imperio de la Ciudad de Londres. Como ya se ha demostrado, los mega bancos de Manhattan representan una amenaza existencial para los Estados Unidos y, sin duda, serán fundamentales para provocar la destrucción de la nación en un futuro próximo. Por lo tanto, el título de “la Ciudad de Demolición” es muy adecuado para la ciudad de Nueva York.

Nos sorprende de verdad la exactitud de las profecías cuando el capítulo 19 de Isaías continúa diciendo: “En aquel día resultará haber un altar a Jehová en medio de la tierra de Egipto, y una columna a Jehová al lado de su límite.  Y tiene que resultar ser para señal y para testimonio a Jehová de los ejércitos en la tierra de Egipto; porque clamarán a Jehová a causa de los opresores, y él les enviará un salvador, sí, uno grande, que realmente los librará’’.

Ubicada en la misma ciudad profética de demolición, en el límite costero del Egipto moderno, se encuentra el central mundial de los testigos de Jehová. Si bien la mayoría de las personas del mundo no atribuyen ninguna importancia especial al nombre de Jehová, los testigos de Jehová sí lo hacen. Dios también. A pesar de las diversas opiniones sobre la pronunciación exacta del nombre de Dios, los testigos de Jehová han encabezado el esfuerzo por hacer que el nombre sagrado de Dios sea conocido en cientos de idiomas y dialectos de todo el mundo.

Así como Jehová reconoció los toscos altares de piedra que sus verdaderos adoradores erigieron en su honor durante los tiempos bíblicos, desde el punto de vista de Dios, la central mundial de los testigos de Jehová es para Él como un altar y monumento a su nombre. El Gran Salvador, a quien Jehová enviará a su pueblo oprimido durante ese tiempo, no puede ser otro que Jesucristo cuando sea plenamente facultado como el nuevo Rey de la tierra.

De acuerdo con las profecías de Isaías y Ezequiel, la caída de la moderna nación de Egipto marcará el comienzo del Día del Juicio de Jehová sobre el actual sistema de cosas malvado. Ezequiel indica esto mismo, cuando dice:” “Hijo del hombre, profetiza, y tienes que decir: ‘Esto es lo que ha dicho el Señor Soberano Jehová: “Aúllen: ‘¡Ay del día!’, porque un día está cercano, sí, un día que pertenece a Jehová está cerca. Un día de nubes, un tiempo señalado de naciones resultará ser.’’

Con certeza, la caída repentina de Estados Unidos impactará al mundo. Pero los Estados Unidos no caerán solos. El séptimo rey de las profecías bíblicas está compuesto por un dúo, por lo tanto, si uno de los dos cae el otro también lo hará. Este será el tema del próximo capítulo.