EL OCTAVO REY

‘’Y la bestia salvaje que era, pero no es, también ella misma es un octavo [rey], pero proviene de los siete, y se va a la destrucción.’’ — Revelación 17:11

Después del colapso de la URSS, un pequeño grupo de los llamados neoconservadores (neo-cons) vio la oportunidad de usar el poder económico y militar de los Estados Unidos para establecer un nuevo orden mundial, es decir, un gobierno mundial dominado por los anglosajones. Aprovechando la operación del 9-11 llevada a cabo por Arabia Saudí como pretexto para la guerra, los Estados Unidos y sus aliados de la OTAN se han propuesto reorganizar a las naciones de Medio Oriente con el propósito de rodear militarmente a Rusia y China.

Con el objetivo de seguir adelante con sus planes de dominación mundial, se llevó a cabo la orquestación de un golpe neonazi en Ucrania, con la intención de llevar a la OTAN hasta la frontera con Rusia. Sin embargo, en septiembre de 2015, Vladimir Putin anunció ante la Asamblea General Anual de la ONU que la situación actual ya no era tolerable. Días después, aviones de combate rusos comenzaron a bombardear posiciones de ISIS en Siria. Al hacer eso, Rusia demostró inequívocamente que no va a someterse al objetivo de los Estados Unidos de crear un gobierno global. Este acontecimiento ha llevado a dos bloques de naciones con armas nucleares a un conflicto directo.

Aunque todavía no ha sucedido un enfrentamiento militar directo, el preludio de la guerra abierta ya está en marcha por medio de la propaganda, la guerra cibernética y la guerra financiera.

Frente a esa cruda realidad, es más oportuno que nunca considerar los capítulos 13 y 17 de Apocalipsis, los cuales prevén la muerte repentina e inesperada de las potencias políticas actuales. Específicamente, Revelación 13: 3 dice: “Y vi una de las cabezas de ella como muerta por degüello, pero su golpe de muerte fue sanado, y toda la tierra siguió a la bestia salvaje con admiración.”

La Watchtower ha identificado a la séptima cabeza de la bestia salvaje como la potencia mundial dual angloamericana. Esto parece ser razonable, especialmente en vista de lo que el ángel le dijo a Juan en Revelación 17:10. Ese texto nos dice lo siguiente: “Y hay siete reyes: cinco han caído, uno es, el otro todavía no ha llegado, pero cuando sí llegue tiene que permanecer un corto tiempo.’’

Los cinco reyes que habían caído antes del primer siglo son aquellos de lo que se dice en las Escrituras que dominaron al pueblo de Dios. Estos son: Egipto, Asiria, Babilonia, Medo-Persia y Grecia. Aquel que “es” era el rey romano que dominaba al mundo al tiempo en el que se le dio la revelación al apóstol Juan. Este “religioso” rey romano dominó al mundo por medio de la Iglesia Católica Romana por mucho más tiempo del que los historiadores reconocen como la caída oficial del imperio Romano. Y con el predominio del Imperio Británico a finales de los años 1700, Londres ha mantenido esa posición hasta ahora de diferentes maneras. El rey que “todavía no ha llegado” (desde la perspectiva de Juan) demostró ser la potencia mundial dual angloamericana.

Sin embargo, realmente la pregunta que debemos hacernos es si la profecía que predice el golpe mortal sobre una de las cabezas de la bestia se ha cumplido ya, pues esta profecía pronostica que la séptima cabeza de la bestia recibirá una herida mortal, para después ser sanada y restaurada. En el libro “Apocalipsis… ¡Se Acerca su Magnífica Culminación!” publicado en 1988, la Sociedad Watchtower presenta una explicación bastante convincente que nos muestra que esta profecía se cumplió durante la Primera Guerra Mundial. Pero, ¿Es verdad eso?, ¿Está esa explicación en armonía con los hechos históricos? y algo aún mucho más importante: ¿Armoniza esa explicación con lo que nos dice la profecía?

Según el comentario de la Sociedad, la Primera Guerra Mundial fue devastadora para todo el sistema político mundial por la impresionante pérdida de vidas y recursos que ésta acarreo. Según esta interpretación, parece ser que el mundo estuvo a punto de terminar…para después volver a la vida. Sin duda alguna, la Primera Guerra Mundial fue una catástrofe enorme para las naciones de Europa. Pero, ¿Fue ese el verdadero cumplimiento de dicha profecía? Si lo fue, entonces podemos preguntarnos por qué la Segunda Guerra Mundial, que fue mucho más grande y destructiva que la primera, no llegó a ser, de manera más específica y justificada, el cumplimiento de la profecía que pronostica que la potencia mundial que forma parte de la bestia política de Satanás sufre un golpe catastrófico y mortal.

Es interesante notar que la Primera Guerra Mundial se libró más que todo en las trincheras de Francia y a diferencia de la Segunda Guerra Mundial, los centros de población civil y las sedes del gobierno no fueron atacados directamente. Además, en marcado contraste con la guerra de Vietnam, no hubo manifestantes en contra de la guerra que marcharon por las calles, amenazando con derrocar al gobierno. No hubo inestabilidad social ni Londres ni en Washington durante ni después de la Gran Guerra. El único gobierno europeo que recibió algo comparable a lo que podría llamarse un golpe de muerte fue la Rusia zarista y tal vez la Casa de los Habsburgo y el Imperio Otomano. Ciertamente, los Estados Unidos no se vieron afectados por su breve participación en la guerra en Europa.

Francamente, no hay evidencia histórica que justifique la interpretación de la Sociedad de esta profecía.

Además, puesto que todas las profecías bíblicas están interconectadas, lo primero que deben hacer aquellos que desean interpretarlas consiste en descubrir patrones o algún común denominador en la “superficie” de las profecías relacionadas. El lograr tener una panorámica general de las profecías bíblicas puede compararse con armar un rompecabezas. Al igual que en este, al principio ponemos las piezas que parecen ser las correctas en el lugar correcto, pero, conforme va emergiendo la forma cada vez más completa de la imagen que tratamos de construir, llegamos a la conclusión de que algunas piezas no están en el lugar que creíamos que era el correcto, y cuando estamos por terminar el rompecabezas nos damos cuenta de que la imagen que tenemos está distorsionada.

Así sucede cuando tratamos de interpretar las profecías de las Escrituras. Hace años parecía que nuestra interpretación de ciertas profecías era la correcta; sin embargo, cuando vemos que la Primera Guerra Mundial se aleja cada vez más de nuestros días, nos damos cuenta de que es necesario reexaminar nuestra interpretación, pues nuevos sucesos no previstos nos hacen poner en duda una interpretación que ya habíamos dado por sentada, debido a que ciertas cosas no encajan en el panorama actual. Es tan absurdo insistir dogmáticamente en que algo es verdad cuando no lo es, como lo es el querer colocar una pieza del rompecabezas en un lugar que no le corresponde. El querer forzar a que la Palabra de Dios signifique algo que no significa es violentarla, y el resultado de dicha acción solo puede resultar en una visión pobre y distorsionada de lo que queremos saber.

Un ejemplo claro de lo mencionado anteriormente puede verse en la interpretación que hace la Watchtower de la bestia que sale del abismo, o según la Sociedad, las bestias que salen del abismo.

LA BESTIA SALVAJE QUE ASCIENDE DEL ABISMO

Considere el texto de Revelación 11:7, donde se nos dice: “Y cuando hayan terminado de dar su testimonio, la bestia salvaje que asciende del abismo hará guerra contra ellos y los vencerá y los matará.”

De acuerdo con la interpretación oficial de la organización, la bestia que asciende del abismo es el entero sistema político de Satanás que volvió a la vida después de haber recibido un golpe mortal, producto de la devastación causada por la Primera Guerra Mundial. Notemos ahora que Revelación 17:8 también nos habla de una bestia que sale del abismo, pues leemos: “La bestia salvaje que viste era, pero no es y no obstante está por ascender del abismo y ha de irse a la destrucción.’’

La bestia salvaje que encontramos en el capítulo 17 del libro de Revelación ha sido interpretada como la Liga de Naciones, la cual sufrió descendió al abismo durante la Segunda Guerra Mundial, para después ascender bajo el nombre de las Naciones Unidas. Sin embargo, podemos notar que de manera muy extraña, la Sociedad ha interpretado a estas bestias salvajes como dos entidades completamente diferentes, a pesar que ambas salen del abismo. Por lo tanto, nos preguntamos lo siguiente: ¿Cuán razonable es que Dios haya querido que estas bestias simbolizaran dos entidades diferentes que son sometidas a un estado como de muerte en dos ocasiones distintas?, ¿No es este un claro ejemplo de una interpretación privada de una profecía, en clara violación a la armonía natural que existe en la Palabra Profética de Dios? ¡Por supuesto que lo es!

Este es un tema extremadamente importante en vista del hecho de que, durante el día del Señor, cuando se cumpla la visión, el destino eterno de cada alma viviente en este planeta dependerá de si adoran y/o admiran a la bestia salvaje resucitada o a su imagen. Tal es la naturaleza del Día del Juicio. En contraste, haciendo referencia a la salvación otorgada a los hijos ungidos de Dios, Revelación 15:2 nos dice: “Salen victoriosos de la bestia salvaje y de su nombre y del número de su nombre.” Revelación 20:4 también nos habla de los que fueron muertos por “hablar acerca de Dios y los que no habían adorado a la bestia salvaje ni a su imagen y no habían recibido la marca sobre la frente ni sobre la mano.”

Por otro lado, se nos dice que los que reciben un juicio adverso son aquellos que admiran y/o adoran a la bestia salvaje resucitada. Revelación 13:8 nos dice que “Todos los que moran en la tierra la adorarán; y que el nombre de ninguno de estos está escrito en el rollo de la vida del Cordero que fue degollado desde la fundación del mundo.” Revelación 17:8 también emite un juicio similar, al decir lo siguiente: “Y cuando vean como la bestia salvaje era, pero no es, y, no obstante, estará presente, los que moran en la tierra se maravillarán con admiración, pero sus nombres no han estado escritos en el rollo de la vida desde la fundación del mundo.”

Lo que nos expresa Revelación 14: 9-10 es aún más importante al considerar todo esto, pues ese texto nos dice: “Y otro ángel, un tercero, les siguió, y decía con voz fuerte: “Si alguno adora a la bestia salvaje y a su imagen, y recibe una marca en su frente o sobre su mano, también beberá del vino de la cólera de Dios que ha sido vertido sin diluir en la copa de su ira, y será atormentado con fuego y azufre a vista de los santos ángeles y a vista del Cordero.’’

Es indudable que aquellos que reciben ” la marca” de la bestia son descalificados para vivir bajo el reino de Dios. Por lo tanto, esta representa el juicio irreversible de Jehová. El libro de Revelación también expresa esa condena de otra manera al decir que sus nombres están excluidos del libro simbólico de la vida.

Por lo tanto, es claro que durante el día del juicio la humanidad estará dividida en dos campos. Aquellos que tengan la marca no podrán de ninguna manera deshacerse de ella. Estarán condenados. Es como si recibieran un tatuaje imborrable que los identificará ante los ojos de Dios como merecedores de la muerte eterna. Esto se hace evidente cuando la palabra de Dios nos dice que “Una úlcera perjudicial y maligna llegó a estar sobre los hombres que tenían la marca de la bestia salvaje y que adoraban su imagen”. (Apocalipsis 16: 2)

Sin embargo, teniendo en cuenta todo lo mencionado anteriormente, nos preguntamos lo siguiente: ¿cuándo sucede este juicio? ¿Ha comenzado ya, como se ha hecho creer a los testigos de Jehová? En lo que respecta al versículo anterior, el Libro Apocalipsis, en el capítulo 32, párrafo 4, afirma que las naciones ya han sido obligadas a adorar a la bestia y que la humanidad ya ha sido maldecida desde 1922:

“Se ha obligado a la humanidad a aceptar la marca de la bestia salvaje, con la intención de que ‘nadie pueda comprar o vender salvo la persona que tenga la marca, el nombre de la bestia salvaje o el número de su nombre’. ¡Pero por esto hay que pagar un precio! Jehová considera a los que aceptan la marca como heridos con ‘una úlcera perjudicial y maligna’. Desde 1922 han sido marcados en público como personas que han rechazado al Dios vivo.”

Ahora considere lo que la Atalaya del 1 de abril de 1984, bajo el tema millones se preparan para vida ininterrumpida en la Tierra, en el párrafo 6, nos dice con respecto a la bestia de color escarlata que asciende desde el abismo:

“A esa ‘bestia salvaje’ simbólica se la conoció primero como la Sociedad de Naciones. Descendió al abismo de la inacción durante la II Guerra Mundial de los años 1939 a 1945 y luego, después de esta guerra, ascendió del abismo en la forma de las Naciones Unidas. Así, desde 1945 existe una situación peligrosa que podría afectar al que se está esforzando por alcanzar la vida eterna en la Tierra hecha un Paraíso. Se le podría engañar a fin de que tomara el derrotero que lo descalificaría de tener su nombre escrito en el “rollo de la vida.’’

Bestia del abismo

Increíblemente, al igual que la Sociedad tiene dos interpretaciones diferentes para la bestia del abismo, ellos también han asignado dos fechas diferentes para el comienzo del juicio final sobre el mundo: el año 1922 y el año 1945. Pero independientemente de lo vergonzoso de esa contradicción o la veracidad de alguna de esas fechas, la pregunta real es: ¿por qué Dios es tan caprichoso? ¿Borra cruelmente el juez imparcial de toda la tierra el nombre de una persona del libro de la vida simplemente porque alguna vez fue partidaria casual de una institución impotente como la Liga de las Naciones, la cual ya ni siquiera existe? Además, ¿es razonable creer que una condena eterna llegue a estar sobre aquellos que podrían haber apoyado el sistema político después de la Primera Guerra Mundial o sobre algunos que podrían haber elogiado a las Naciones Unidas desde 1945?

Si las interpretaciones de la Watchtower son correctas, eso significaría que todos los que han apoyado a la Liga de las Naciones o las Naciones Unidas desde 1945 ya han sido condenados a la muerte eterna. ¡Eso quiere decir que las generaciones pasadas no serán resucitadas debido a que aceptaron un arreglo político hace casi 100 años!

En realidad, estas interpretaciones de Betel son blasfemas ya que hacen creer que los juicios de Jehová son arbitrarios y caprichosos. Y, obviamente, tal no es el caso. Dado que la marca simbólica de la bestia es permanente y da como resultado una condenación irreversible, no es posible que alguien con esta se arrepienta alguna vez y obtenga la aprobación de Jehová. Por lo tanto, nadie ha recibido esta marca aún. De lo contrario, sería imposible para cualquier persona que haya apoyado el sistema político en el pasado arrepentirse y recibir la salvación. Después de todo, ¿Cuál sería el punto de predicar las buenas nuevas de la salvación a un mundo que ya ha sido condenado irrevocablemente a la destrucción eterna? El hecho de que un gran número de testigos de Jehová hayan apoyado antes al sistema político actual demuestra que las interpretaciones de la Sociedad son erróneas.

Jehová es el Dios de la justicia. Sus juicios no son aleatorios. Su decisión judicial decreta la sentencia de muerte permanente para aquellos que adoran a la bestia salvaje o su imagen después del momento en el que esta revive y su imagen cobra vida milagrosamente, debido a que, al hacerlo, estarán rechazando irreversiblemente al reino de Cristo. Esa es la base para el juicio venidero.

La idea de que la cabeza angloamericana de la bestia sufrió el golpe fatal profetizado durante la Primera Guerra Mundial simplemente no es verdad. Es algo falso. Del mismo modo, la afirmación de Betel de que la mera formación de las Naciones Unidas después de la Segunda Guerra Mundial fue de alguna manera el comienzo del asombroso juicio de Jehová es absurda. Además, es irrazonable que Dios juzgue a la humanidad en función de su actitud hacia la ahora irrelevante Liga de las Naciones o su impotente sucesora: la Organización de las Naciones Unidas.

Además ¿cómo es posible que nadie pueda comprar o vender sin reconocer a las Naciones Unidas, como lo indica la Watchtower? No hay nada en la historia moderna que marque un punto de inflexión tan profundo y definitivo como el que se describe en Revelación. Por lo tanto, es evidente que los eventos que rodean la muerte y el renacimiento de la cabeza de la bestia salvaje simbólica son acontecimientos realmente únicos que marcarán el comienzo del gran día del juicio.

Refiriéndose a ese día, Apocalipsis 17: 8a nos dice lo siguiente: “La bestia salvaje que viste era, pero no es, y, no obstante, está para ascender del abismo, y ha de irse a la destrucción. Y cuando vean como la bestia salvaje era, pero no es, y, no obstante, estará presente’’.

La expresión críptica de este texto usa tres tiempos diferentes: pasado, presente y futuro. El momento en el que la profecía habla en tiempo presente ocurre durante el día del Señor, durante el breve interludio en el que la bestia “no es”, inmediatamente antes de que salga del abismo. Como no hay nada en la historia que coincida con lo que describe Revelación, debería ser evidente que nos enfrentamos al futuro colapso catastrófico del sistema dominado por el dúo angloamericano, una calamidad que no tiene precedentes en la historia antigua o moderna.

Indudablemente, la caída de los Estados Unidos estremecerá al mundo hasta sus cimientos y cuestionará si la actual civilización global podrá continuar existiendo. De hecho, el terrible golpe de muerte dado al sistema angloamericano hará creer a las personas que el fin definitivo del mundo habrá llegado. Este fenómeno único y aterrador se describe en Revelación 6:12 – 17 con la apertura del sexto sello, al decir: “Y vi cuando abrió el sexto sello, y ocurrió un gran terremoto; y el sol se puso negro como saco de pelo, y la luna entera se puso como sangre, y las estrellas del cielo cayeron a la tierra, como cuando una higuera sacudida por un viento fuerte echa sus higos aún no maduros.  Y el cielo se apartó como un rollo que se va enrollando, y toda montaña y [toda] isla fueron removidas de sus lugares. Y los reyes de la tierra y los de primer rango y los comandantes militares y los ricos y los fuertes y todo esclavo y [toda] persona libre se escondieron en las cuevas y en las masas rocosas de las montañas.  Y siguen diciendo a las montañas y a las masas rocosas: “Caigan sobre nosotros y escóndannos del rostro del que está sentado en el trono, y de la ira del Cordero, porque ha llegado el gran día de la ira de ellos, y ¿quién puede estar de pie?”

La organización ha reconocido que es razonable creer que los siete sellos de Revelación sean abiertos en rápida sucesión. El problema al que se enfrentan las interpretaciones anticuadas de 1914 de los testigos de Jehová es que es obvio que los eventos apocalípticos desencadenados por la apertura del sexto sello aún no han tenido lugar. Sin embargo, el comentario del libro Apocalipsis de la Watchtower disminuye la singularidad de los eventos provocados por esta apertura al insistir que la profecía ya se ha cumplido parcialmente con la ocurrencia de terremotos literales y temblores metafóricos en la sociedad desde 1914.

Pero Betel se adentra aún más en lo absurdo al sugerir así que la Primera Guerra Mundial inició el terrible día de la ira de Jehová. Supuestamente el tumulto tectónico que provoca el colapso de las instituciones similares a montañas y hace que el firmamento político sea eclipsado ya ha comenzado. Sin embargo, si los horribles acontecimientos iniciados por la apertura del sexto sello aún no han ocurrido, como podemos darnos cuenta, también es evidente que los cinco sellos anteriores tampoco han sido abiertos

Dado que a Satanás se le describe en Revelación como un dragón de siete cabezas, es evidente que su cosmocracia invisible se ha manifestado a través de las siete cabezas correspondientes de su aparato político similar a una bestia en la tierra. Y aunque ya se mencionó en el capítulo anterior, parece que vale la pena repetir aquí lo siguiente: cuando la séptima cabeza de la bestia reciba el golpe de muerte, eso solo será un reflejo del golpe que Satanás mismo recibe como resultado de que Cristo lo expulsa a él y a sus ángeles del cielo.

Lo más probable es que la ira del diablo provoque el uso de armas nucleares y otras armas de destrucción masiva. Pero, aparentemente, es en el momento en el que todo parece perdido y la civilización está lista para desintegrarse, que la bestia aparentemente herida de muerte se recupera milagrosamente, para aparecer como la salvadora del mundo.

Y SU NÚMERO ES SEISCIENTOS SESENTA Y SEIS

Las personas de mente sobria que no saben nada acerca de las profecías bíblicas se están dando cuenta del hecho de que la confrontación estratégica actual entre las potencias nucleares plantea una amenaza gravísima para la civilización. La crisis venidera del sistema actual servirá como pretexto para implementar un régimen totalitario en toda la tierra. El capítulo 13 de Apocalipsis predice que después de que la bestia sea resucitada de su golpe de espada, la imagen de la bestia cobrará vida para que se asesine ‘’a todos los que no adoraran de manera alguna a la imagen de la bestia salvaje”.

Hasta la fecha, ningún testigo de Jehová, ni ninguna otra persona ha sido ejecutada o perseguida por negarse a postrarse ante las Naciones Unidas. Claramente, ni la potencia angloamericana ni las Naciones Unidas han tratado de obligar a toda la humanidad a reconocer su autoridad.

Sin embargo, en algún momento, bajo circunstancias críticas que tengan un alcance muchísimo mayor que las de cualquier crisis anterior, las Naciones Unidas están preparadas para convertirse en el octavo rey de la profecía, imponiendo su dominio sobre el mundo a tal punto que ‘’pone bajo obligación a todas las personas —los pequeños y los grandes, y los ricos y los pobres, y los libres y los esclavos— para que a estas se dé una marca en su mano derecha o sobre su frente,  y para que nadie pueda comprar o vender salvo la persona que tenga la marca, el nombre de la bestia salvaje o el número de su nombre.’’

Las Escrituras continúan, diciendo: “Aquí es donde entra la sabiduría: El que tenga inteligencia, calcule el número de la bestia salvaje, porque es número de hombre; y su número es seiscientos sesenta y seis”.

Dando una confirmación adicional de que el Día del Juicio implicará la adoración idolátrica de una imagen política, Isaías 41: 1-5 hace eco de la profecía de Apocalipsis que nos habla del golpe de espada infligido a la bestia. El primer versículo nos dice lo siguiente: “Atiendan a mí en silencio, oh islas; y recobren el poder los grupos nacionales mismos. Que se aproximen. Que hablen en aquel tiempo. Acerquémonos juntos para el juicio mismo.’’

¿Cuáles son las circunstancias bajo las cuales Jehová llama a los grupos nacionales “para el juicio”? Aparentemente, el permiso de Jehová para que los grupos nacionales “recuperen la fuerza” coincide con el regreso de la bestia del abismo. Por lo tanto, Jehová habla a las naciones durante el Día del Juicio. Sin lugar a dudas, el llamado de Jehová a las naciones para juicio es un acontecimiento inspirador de temor. Según Betel, esto ocurrió en 1914, pero como hemos visto, no hay nada en la historia que pueda compararse a las circunstancias descritas en la profecía.

Si bien es evidente que Ciro, a quien Jehová se refiere como su liberador ungido, sirve como un modelo de Cristo durante la parusía; las similitudes entre el Cristo guerrero de Revelación y Ciro son obvias. Por ejemplo, Isaías 41: 2 declara: “¿Quién ha suscitado [a alguien] desde el naciente? ¿[Quién] procedió en justicia a llamarlo a Sus pies, para dar delante de él las naciones, y para hacer que [él] vaya sojuzgando hasta a reyes? ¿[Quién] siguió dándo[los] como polvo a su espada, de manera que han sido impelidos de acá para allá como simple rastrojo con su arco?’’.

En vista de la interpretación de la Watchtower del versículo anterior, ¿qué evidencia hay de que Cristo sometió a los reyes de la tierra en 1914? Francamente, no hay ninguna. Las naciones han continuado como si nada desde la época en que supuestamente Cristo las redujo a polvo por medio de su espada.

La profecía de Isaías también es paralela a la creación de la imagen de la bestia en la visión de Apocalipsis, ya que en el capítulo 41 en los versículos del 5 al 7 se nos dice que cuando Dios llama a las naciones a juicio, los grupos nacionales aterrorizados se ocupan en fabricar y venerar a un ídolo en bruto: “Las islas vieron y empezaron a temer. Las mismísimas extremidades de la tierra empezaron a temblar. Se acercaron y siguieron viniendo. Se pusieron a ayudar cada cual a su compañero, y uno decía a su hermano: “Sé fuerte”.  De manera que el artífice se puso a fortalecer al metalario; el que alisa con el martillo de fragua al que martilla en el yunque, diciendo respecto a la soldadura: “Está bien”. Por fin, uno lo aseguró con clavos para que no se le pudiera hacer tambalear’’.

Al ver que hay similitudes inequívocas entre la profecía de Isaías y Apocalipsis, específicamente con respecto al hecho de que las naciones fabrican lo que equivale a un ídolo en respuesta a un evento global traumático, y que, a través de Isaías, Jehová llama a las naciones a “acercarse para el juicio”, debería ser evidente que el establecimiento de las Naciones Unidas en 1945 simplemente no pudo haber iniciado el Día del Juicio inspirador de temor de Jehová.

Además, contrario a lo que creen actualmente los testigos de Jehová, el ascenso del octavo rey ocurre después de la caída del dúo angloamericano. Expresado de manera diferente, el golpe fatal sobre la séptima cabeza de la bestia es lo que da origen al octavo rey. Además, este rey aún no ha comenzado a gobernar. Dado que el octavo rey “proviene de los siete”, evidentemente el rey angloamericano no solo da vida a la imagen y obliga al mundo a adorarla, sino que el séptimo rey llega a ocupar un segundo lugar cuando el monstruo creado por él comienza a gobernar.

La caída del sistema gubernamental actual probablemente será seguida por la imposición de una forma de comunismo global. De esa manera, todos los habitantes de la Tierra se verán envueltos en una situación en la que nadie podrá comprar o vender sin darle reverencia a la imagen de la bestia. La profetizada “una hora” dada al octavo rey coincide con la hora de la prueba a la que Jesús se refirió en el tercer capítulo de Apocalipsis, donde prometió a los fieles: “Porque guardaste la palabra acerca de mi aguante, yo también te guardaré de la hora de prueba, que ha de venir sobre toda la tierra habitada, para someter a prueba a los que moran en la tierra’’.  La prueba que se avecina obligará a todos los hombres a demostrar su lealtad a la bestia política de Satanás resucitada “milagrosamente” o al reino de Jehová. Es en ese momento cuando el ángel le dice al mundo: “Teman a Dios y denle gloria, porque ha llegado la hora del juicio por él, de modo que adoren al que hizo el cielo y la tierra y [el] mar y [las] fuentes de [las] aguas.’’