LA GRAN TORMENTA

Esto es lo que ha dicho Jehová de los ejércitos: ‘¡Miren! Una calamidad va a salir de nación en nación, y una gran tormenta misma será levantada desde las partes más remotas de la tierra.’’ –Jeremias 25:32 

Cuando Charles Taze Russell formó un pequeño grupo para estudiar la Biblia en Allegheny, Pensilvania, en 1874, ni siquiera había transcurrido una década desde el fin de la guerra civil en los Estados Unidos. Para tener una mejor idea de la vida en esa época, podemos decir que en ese tiempo aún había pioneros que se trasladaban al oeste viajando en carretas tiradas por bueyes y caballos, y las guerras aún se peleaban con mosquetes y bayonetas. De hecho, la Sociedad Watchtower comenzó a publicar sus mensajes bíblicos diez años antes de que las primeras y rudimentarias “carretas sin caballos” hicieran su aparición en las calles de las ciudades. También es bueno recordar que los hermanos Wright aún no habían introducido al mundo la era de la aeronáutica, cuando la Sociedad Watchtower ya mencionaba en sus mensajes las aterradoras señales en los cielos como una señal del tiempo del fin.

En ese entonces no había teléfono, radio, televisión, computadoras, I-Pads, o satélites que giraran alrededor de la Tierra. En esa época la prensa manual y el telégrafo eran consideradas tecnología de punta, y la bicicleta era la forma más moderna de transporte personal. En aquellos días el mundo era más grande y más simple, o al menos esa nuestra impresión.

Ese fue el ambiente en que se desenvolvieron los precursores del movimiento religioso conocido actualmente como los testigos de Jehová, y ese fue el escenario que ellos usaron para anunciar la gran tormenta de Jehová que mencionan las Escrituras. Además, la primera guerra mundial, así como los espantosos estragos provocados por la gripe española en 1918, dieron razones suficientes a mucha gente para sospechar que los jinetes del apocalipsis habían comenzado su terrible marcha, y que la civilización en conjunto estaba a punto de perecer.

Sin embargo, eso no fue lo que sucedió. En vez de señalar el principio de la conclusión de este sistema de cosas, desde 1914 el mundo se ha desarrollado de maneras que las personas de esa época jamás se hubieran imaginado.

No hay duda de que la humanidad se ha beneficiado en gran manera de los avances tecnológicos que se han suscitado desde el inicio de la revolución industrial. Esto se hace evidente en los países a los que se les ha permitido desarrollarse, pues la innovación y los avances en las ciencias aplicadas han beneficiado a muchos. Podemos decir que, en su conjunto, la humanidad se ha beneficiado por medio de la reducción en la tasa de mortandad infantil, la erradicación de algunas enfermedades, el aumento de la producción de alimentos, un incremento en la longevidad y una gran mejora en la calidad de vida de millones y millones de personas.

Al mismo tiempo y paradójicamente, los habitantes de los países desarrollados se han hecho más y más dependientes del complejo e intricado sistema de cosas en que vivimos. Algo muy perturbador en todo esto es la gran vulnerabilidad de muchas naciones ante la amenaza que representan las aterradoras armas de destrucción masiva; amenaza que puede derivar en un holocausto nuclear, y en un colapso ecológico.

Para ilustrar un poco los enormes cambios sociales que han sido el resultado de la industrialización, podemos decir que la mayoría de los pobladores de las que hoy se consideran como naciones desarrolladas aun vivían en granjas particulares, y en pequeños pueblos y aldeas a principios del siglo XX.

Aunque pobres, la gente de aquel entonces era más autosuficiente. Ciertamente, esa es una de las razones por la cual la gran depresión de los años 30’s no derivó en un hambre masiva en Estados Unidos. Las personas que no pudieron beneficiarse de los mecanismos de ayuda gubernamental como el Cuerpo Civil de Conservación, comedores públicos o el seguro social, simplemente volvieron a su pueblo de origen, y hallaron ayuda y alivio en la granja de la familia, o en la comunidad agraria en la que vivían.

Las cosas han cambiado mucho desde entonces. En la actualidad, la mayoría de los 7 mil 600 millones de personas que habitan este planeta viven en ciudades, y cientos de millones de ellos viven en mega ciudades, y dependen enormemente del cada vez más complejo, y frágil sistema de cosas en que vivimos. Cualquier alteración en el sistema eléctrico, de transporte, almacenamiento o alcantarillado, el suministro de agua potable o las complejas redes de comunicación, puede afectar ampliamente la vida moderna. Productos básicos para la vida como los alimentos, la ropa, el combustible, y los medicamentos, provienen de miles y miles de fuentes y surtidores de las partes más remotas del planeta. Cualquier interrupción o alteración en algún eslabón de esta cadena global tendría consecuencias catastróficas.

Sin embargo, solo unas pocas semanas antes de que estallara la crisis y apareciera como noticia de primera plana, los políticos y empresarios se burlaban de la idea de una severa recesión económica. Pero, en poco tiempo, algunos de esos mismos “expertos” advirtieron sobre la posibilidad muy real de un colapso sistémico y la necesidad de una solución global a la dificultad insuperable que los había afectado. Y, de hecho, desde que estalló la tormenta financiera, los gobiernos y bancos centrales de todo el mundo han permanecido en un estado de emergencia, inyectando billones de dólares, libras, euros, yenes y cualquier otro tipo de moneda a los bancos y mercados en un esfuerzo por evitar el completo colapso de los sistemas financieros y monetarios del mundo.

Pero el colapso parece inevitable. Esto se debe a que es una imposibilidad física que los trillones y billones de dólares de deuda y los reclamos financieros ficticios llamados derivados puedan ser pagados. El presente sistema financiero global es usurero, poco productivo, especulativo y depredador por naturaleza. La enorme burbuja crediticia se expande cada día más y en algún momento explotará. Como en el reino animal, al final el parásito terminará matando al organismo huésped. ¿Qué es probable que pase entonces?

En pocas palabras, el escenario está preparado para una catástrofe inimaginable; a saber, el colapso del sistema financiero estadounidense basado en el dólar. Y debido a que la globalización se ha llevado a cabo teniendo al dólar estadounidense como la moneda de reserva mundial, ninguna nación puede aislarse de la calamidad que engullirá al sistema angloamericano.

Verdaderamente, la creciente confusión financiera que arrasa el planeta tiene el potencial de destruir naciones enteras, especialmente las más ricas. Para empeorar las cosas, día a día crece la posibilidad que ciertos individuos considerados como “el poder en las sombras” desencadenen una tercera guerra mundial a fin de asegurarse del control de las finanzas del mundo, una vez que el colapso económico haya sucedido.

Si bien, por un lado, el progreso científico y la tecnología informática han traído muchos beneficios, también ha otorgado a las autoridades gubernamentales poderes de vigilancia casi omnipresentes y le ha dado la facultad de robar, defraudar y saquear a nivel global a los grandes de las finanzas. Con solo oprimir un botón, ellos pueden crear caos en el sistema bancario, y arruinar millones de vidas. Y aunque los medios modernos de transporte han permitido a las personas viajar por el mundo con facilidad, también han facilitado la rápida propagación de enfermedades contagiosas desde áreas aisladas. Es también muy perturbador saber que los actuales estrategas militares tienen a su disposición cosas con las que Hitler solo pudo soñar. Hitler soñaba con un Blitzkrieg; es decir, con la capacidad de hacer una guerra relámpago; capacidad que ahora poseen muchas naciones del mundo.

Y aunque la ciencia ha provocado una revolución verde de mayores cosechas, las complejidades del sistema de mercado y la concentración monopólica de poder corporativo sobre todos los aspectos de la producción de alimentos significa que un colapso en cualquier parte de la cadena podría crear una escasez masiva de alimentos y hambrunas, incluso en las naciones desarrolladas. Además, si bien la ciencia le ha dado a la humanidad muchas medicinas y dispositivos quirúrgicos que salvan vidas, también ha desarrollado agentes bacteriológicos y virales y super-toxinas que le dan a hombres malvados la capacidad de aniquilar a la raza humana con solo hundir un botón.

Podemos decir que el mundo, de una manera muy poco sabia, ha construido y desarrollado los mecanismos para su propia destrucción, ya que uno de los principios de Jehová es que aquellos que siembran vientos cosechen tempestades. Pues, ¿De qué otra manera una civilización tan corrupta podría terminar? Sí, es justo que una civilización así termine siendo víctima de su propia locura.

UNA GRAN TORMENTA MISMA SERÁ LEVANTADA

A pesar de haber estado esperando esto durante mucho tiempo, los testigos de Jehová están bajo la ilusión de que la gran tempestad de Jehová viene directamente del cielo y se hará manifiesta mediante una asombrosa exhibición de poder divino. Si bien es cierto que Cristo finalmente dará a conocer su presencia en una manifestación sobrenatural durante la guerra de Armagedón, esa no es la tormenta de Jehová, al menos no en su fase inicial.

De acuerdo con la palabra de Dios, la tormenta se origina dentro de las naciones mismas. Jehová simplemente permite que ocurra y la usa para llevar a cabo sus juicios. Esto lo vemos reflejado en el capítulo 25 de Jeremías, el cual dice: ‘’Un ruido ciertamente llegará hasta la mismísima parte más lejana de la tierra, porque hay una controversia que Jehová tiene con las naciones. Él personalmente tiene que ponerse en juicio con toda carne. En cuanto a los inicuos, tiene que darlos a la espada’, es la expresión de Jehová.” Esto es lo que ha dicho Jehová de los ejércitos: ‘¡Miren! Una calamidad va a salir de nación en nación, y una gran tormenta misma será levantada desde las partes más remotas de la tierra.’’

En los días de Jeremías el profeta, la ‘’gran tormenta’’ que fue levantada ‘’desde las partes más remotas de la tierra’’ se hizo manifiesta por medio del arrollador avance de los ejércitos babilonios. Todas las naciones de la región sucumbieron ante la impresionante maquinaria bélica de Babilonia. Ninguna de esas naciones pudo salvarse; ni siquiera Judá, o la gran Jerusalén.

El profeta Isaías describe al ejército babilonio como un feroz león, comisionado por Dios para llevar a cabo su juicio: ‘’ Y ha levantado una señal enhiesta a una gran nación lejana, y le ha silbado en la extremidad de la tierra; y, ¡miren!, apresuradamente vendrá con celeridad. No hay nadie cansado ni quien tropiece entre ellos. Nadie se adormece y nadie duerme. Y el cinto que ciñe los lomos de ellos ciertamente no se abrirá, ni se romperán en dos las correas de sus sandalias; porque las flechas de ellos están afiladas, y todos sus arcos están tensados. Los mismos cascos de sus caballos tendrán que ser considerados como pedernal mismo, y sus ruedas como una tempestad de viento. El rugido de ellos es como el de un león, y rugen como los leoncillos crinados. Y gruñirán, y agarrarán la presa, y [se la] llevarán con seguridad, y no habrá libertador.’’ (Isaías 5:26 – 29).

Sin embargo, independientemente de lo terrible y extensa que fue la calamidad causada por la antigua Babilonia, de ninguna manera puede considerarse que tal calamidad haya sido “global”. Tampoco puede decirse que en ese entonces Jehová se puso en juicio “con toda carne”; tal como lo indica la profecía de Jeremías. Por lo tanto, podemos inferir que las profecías hebreas que nos hablan de la conquista mundial por parte del imperio babilónico tienen una aplicación mucho más amplia, y están íntimamente relacionadas con octavo rey que menciona el libro de Revelación.

El libro de Jeremías nos dice que su profecía tendría cumplimiento “en la parte final de los días”: ‘’ ¡Miren! La tempestad de viento de Jehová, furia misma, ciertamente saldrá, sí, una tormenta en remolino. Sobre la cabeza de los inicuos se remolinará. La cólera de Jehová no se volverá atrás hasta que él haya llevado a cabo y hasta que haya realizado las ideas de su corazón. En la parte final de los días ustedes darán su consideración a ello con entendimiento.’’ (Jeremías 23:19 – 20).

Aunque los testigos de Jehová están convencidos que la parte final de los días comenzó en 1914, es evidente que la “tormenta de Jehová” no ha comenzado aún. También es evidente que contrariamente a lo que creen, ellos no serán simples testigos presenciales de tal tormenta, mirándola desde lejos. Un análisis detallado de las profecías nos dice que Jehová Dios primero entrará en juicio contra su pueblo, expulsando a todos los perversos e inicuos que se encuentran dentro de su organización.

En Isaías 28: 2, Dios emitió la advertencia de una tormenta global en la forma de un edicto contra su nación o congregación, diciendo: ‘’ ¡Mira! Jehová tiene a alguien fuerte y vigoroso. Cual tempestad atronadora de granizo, tempestad destructiva, cual tempestad atronadora de aguas poderosas, inundantes, él ciertamente efectuará un echar abajo a tierra con fuerza.’’

Cuando en este texto se habla de “alguien fuerte y vigoroso” se hace referencia al agente terrenal que Dios utilizará para efectuar sus juicios. El hecho de que la “tempestad atronadora de granizo” proviene de Jehová se hace evidente cuando leemos que un fiel resto de “su pueblo” no será barrido por las poderosas e inundantes aguas de la denunciación de Dios. La Escritura nos dice que este pequeño resto no solo sobrevivirá a la tormenta de Jehová, sino que también reconocerá  a Dios como “la guirnalda de la hermosura” durante el clímax de la batalla: ‘’ En aquel día Jehová de los ejércitos llegará a ser como corona de decoración y como guirnalda de hermosura para los restantes de su pueblo, y como espíritu de justicia al que se sienta en el juicio, y como poderío [a] los que apartan la batalla de la puerta.’’

“Los restantes de su pueblo” es una expresión que entre los testigos de Jehová se conoce más comúnmente como “el resto ungido”. Es muy importante e interesante señalar la gran similitud que existe entre las palabras de Isaías con lo que encontramos en el capítulo 12 del libro de Revelación. De manera específica podemos decir que el “torrente” de persecución desencadenado por el satánico dragón es lo mismo que la tormenta con aguas inundantes que menciona el profeta Isaías. Pero, ¿Cómo podemos estar seguros de eso?

El libro de Revelación nos dice que a Satanás se le permitirá causar un gran sufrimiento en la tierra y el mar, al tiempo que desencadena una impresionante y despiadada campaña de persecución contra el resto de la simiente de la mujer. Esta persecución es una venganza por parte de Satanás al haber sido expulsado de los cielos; expulsión que ocurre inmediatamente después de que Cristo es coronado como rey en los cielos. La profecía de Isaías está en armonía con ese mismo orden de acontecimientos.

La profecía nos dice que la tormenta ocurre al mismo tiempo en que se establece el reino de Cristo Jesús. Refiriéndose a Cristo Jesús, y llamándole la piedra de fundamento de Sión – siendo Sión la capital del reino de Dios –  la profecía nos dice lo siguiente: ‘’por lo tanto, esto es lo que ha dicho el Señor Soberano Jehová: “Aquí voy a colocar como fundamento en Sión una piedra, una piedra probada, el precioso ángulo de un fundamento seguro. Nadie que ejerza fe será sobrecogido de pánico. Y ciertamente haré del derecho el cordel de medir, y de la justicia el instrumento de nivelar; y el granizo tiene que barrer el refugio de una mentira, y las aguas mismas inundarán el mismísimo escondrijo. Y el pacto de ustedes con la Muerte ciertamente será disuelto, y aquella visión de ustedes con el Seol no subsistirá. La avenida repentina, inundante, cuando pase… ustedes también tienen que llegar a ser para ella un lugar de holladura. Cuantas veces pase, se los llevará, porque mañana a mañana pasará, durante el día y durante la noche; y tiene que llegar a ser solo razón para trepidación, para hacer [que otros] entiendan lo que se ha oído”.

La torrencial condena de Jehová sin duda alguna barrera con la mentira de que la presencia de Jesús comenzó en 1914. Una vez que la auténtica presencia de Jesús empiece, esta condena expulsará y desenmascarará a aquellos miembros de la Sociedad Watchtower que se aferran en promover mitos y cuentos falsos artificiosamente tramados. Uno de estos cuentos nos dice que la salvación personal solo puede obtenerse por medio de ser fieles a la Organización Watchtower, como si de alguna manera ellos tuvieran un pacto con la muerte. No obstante, su refugio, que se encuentra dentro de la mentira de que la organización es supuestamente inviolable, será hecho añicos, y será barrido como un castillo de arena por las olas del mar.

Un ejemplo de cómo la Sociedad Watchtower ha tratado de desviar los juicios de Jehová dirigidos en contra de ella lo vemos en el capítulo 54 del libro de Isaías. Esta profecía va dirigida a la amada, pero castigada “mujer” de Dios: “Por un momentito te dejé por completo, pero con grandes misericordias te juntaré. Con inundante indignación oculté de ti mi rostro por solo un momento, pero con bondad amorosa hasta tiempo indefinido ciertamente tendré misericordia de ti”, ha dicho tu Recomprador, Jehová.’’

Debería ser evidente que este torrente de indignación que Jehová desata contra su pueblo es la misma gran inundación que menciona el capítulo 28 de Isaías; sin embargo, esta no es la forma como lo interpreta Betel. Según Betel, el torrente de indignación de Jehová en contra de la “mujer” se llevó a cabo en 1918 por medio de los Estudiantes Internacionales de la Biblia, mientras que la inundación que hace añicos el pacto con la muerte es una referencia a la desolación que sufrirá la cristiandad durante la gran tribulación.

Es bueno recordar que Betel afirma que la cristiandad es “el lugar santo”. En síntesis, podemos decir que Betel enseña que hay dos inundaciones provenientes de Dios, las cuales son dirigidas contra dos entidades que no tienen nada que ver la una con la otra, a pesar que Jehová afirma ser el Dueño de ambas. 

Betel ha recurrido a la tergiversación a la hora de interpretar estas profecías, de tal manera que cree que ha nulificado los juicios de Dios en contra de ella. Es como si Betel hubiera hecho un pacto con la muerte en un esfuerzo por conservarse con vida. Sin embargo, Jehová ha dicho que la futura tormenta destruirá el pacto que ellos han hecho con la muerte. Como resultado de esto, la Sociedad Watchtower terminará como un barco hecho añicos por los devastadores vientos huracanados provocados por la tormenta de Jehová.

Aquellos que han sido engañados, y que han puesto su fe en el pacto que Betel ha hecho con la muerte están por sufrir una gran decepción. Muchos testigos sufren del farisaico complejo de “autojusticia” debido a la buena reputación de la que gozan dentro de la organización. Sin embargo, ellos serán expulsados de su escondrijo y tendrán que comparecer ante Cristo Jesús sin el apoyo de una organización terrenal. La futura guerra, el colapso económico, así como la tiranía que se apoderará de la tierra, hará que estos “hombres justos” se desmayen de terror.

El capítulo 32 de Isaías también menciona una avalancha tiránica que conquista la tierra al mismo tiempo que Cristo toma el poder. Ahí leemos: “¡Mira! Un rey reinará para justicia misma; y en cuanto a príncipes, gobernarán como príncipes para derecho mismo. Y cada uno tiene que resultar ser como escondite contra el viento y escondrijo contra la tempestad de lluvia, como corrientes de agua en país árido, como la sombra de un peñasco pesado en una tierra agotada.’’

Betel enseña que esta profecía ya se ha cumplido dentro de la organización de los testigos de Jehová. Según ellos, los príncipes que proveen alivio y refugio de la tormenta son los ancianos de las diferentes congregaciones. Pero eso no puede ser así debido a que la gran tormenta aún no ha comenzado. Es mucho más razonable concluir que estos príncipes simbolizan a los ungidos que habrán sido aprobados y nombrados sobre los bienes del Amo. Durante los tétricos y angustiosos días que nos esperan, estos príncipes junto con Cristo Jesús, -el Rey de reyes, Señor de Señores, y Príncipe de príncipes- proveerán un lugar de refugio para los redimidos después de que la Watchtower haya sido abandonada por ellos.

El capítulo 25 de Isaías hace evidente el hecho de que la tormenta de Jehová no es en sí un fenómeno sobrenatural. Esta tormenta solo representa la tiranía que en el futuro afligirá a toda la tierra: “Y en esta montaña él ciertamente se tragará la cara de la envoltura que está envuelta sobre todos los pueblos, y la obra tejida que está entretejida sobre todas las naciones”. (Isaías 25:7)

La montaña obviamente representa al reino de Cristo una vez que éste ha sido establecido sobre la tierra. Sin embargo, la “envoltura que está envuelta sobre todos los pueblos” no es simplemente la muerte adámica; tal como la Sociedad enseña. El contexto de la profecía nos dice que este juicio de Jehová va dirigido contra el “pueblo de las naciones tiranas”; lo cual es una referencia a la simbólica capital del gobierno satánico que abarcará toda la tierra.

La “envoltura” que “está envuelta sobre todos los pueblos” es una referencia a la exitosa culminación de la conspiración que tiene como propósito atrapar a la humanidad en una red genocida global. Este pasaje bíblico está en armonía con la profecía de Habacuc, la cual es una visión para el tiempo señalado. Esta profecía describe a las naciones del mundo como indefensos peces atrapados en una red. En otra parte de la profecía, el caldeo es descrito como “el déspota de las naciones”.

Debido a ello, no debe sorprendernos que Jesús haya exhortado a sus discípulos a no sucumbir al ver la desolación del lugar santo durante la conclusión del sistema de cosas. Afortunadamente Jehová no solo permite que esta tormenta azote al mundo, sino que también promete proveer un lugar de refugio para sus fieles. 

Isaías escribió: “Porque has llegado a ser una plaza fuerte para el de condición humilde, una plaza fuerte para el pobre en la angustia que tiene, un refugio contra la tempestad de lluvia, una sombra contra el calor, cuando el soplo de los tiránicos es como una tempestad de lluvia contra una pared. Como el calor en un país árido, tú reduces el ruido de extraños; el calor, con la sombra de una nube. La melodía misma de los tiránicos queda suprimida”. (Isaías 25:4-5)

El Todopoderoso habló con Job para aclarar las cosas en medio de una tormenta. También habló con Moisés en la cima del Monte Sinaí mientras éste temblaba y era cubierto por humo, y una ráfaga de rayos y centellas. De igual manera, la futura tormenta de Jehová servirá como escenario para que el Dios Verdadero rompa su silencio, y hable a su pueblo de la actualidad.

El Salmo 50 predice el tiempo en que Dios “hablará” desde una tormenta con el propósito de juzgar a su pueblo: ‘’El Divino, Dios, Jehová, él mismo ha hablado, y procede a llamar la tierra, desde el nacimiento del sol hasta su puesta. Desde Sión, la perfección de la belleza, Dios mismo ha resplandecido. Vendrá nuestro Dios y no le será posible guardar silencio. Delante de él devora un fuego, y todo en derredor de él el tiempo se ha puesto sumamente tempestuoso. Él llama a los cielos de arriba y a la tierra para ejecutar juicio sobre su pueblo: “Reúnanme a los que me son leales, los que celebraron mi pacto sobre sacrificio”.

La Sociedad Watchtower ha anunciado falsamente la presencia de Cristo y el inminente día de Jehová por más de un siglo, y esto ha resultado en un tropiezo para innumerables personas que no han visto cumplir las profecías de esa organización, así como en el descrédito de Betel ante los ojos del mundo. Sin embargo, esto no cambia los propósitos de Dios de juzgar al mundo. Por el contrario, los errores y la corrupción de la Sociedad Watchtower y sus feligreses son lo que precipitan la tormenta de Jehová. Como en el pasado, Dios hablará a su extraviado pueblo desde la tormenta y tribulación más grande en la historia humana.

El inicio de esta tormenta despertará a los somnolientos espirituales, y servirá como señal para que los fieles a Dios abandonen lo que hasta ese momento habrá servido como la organización visible de Jehová. En ese entonces, los verdaderos testigos de Jehová no jurarán lealtad a alguna organización terrenal, sino que serán llamados a reunirse alrededor de la organización invisible de Dios; es decir, al reino de Cristo que para ese entonces ya habrá sido establecido.

Al ver la putrefacción de la Sociedad Watchtower, y el acelerado colapso del sistema financiero mundial no podemos evitar sospechar que los tiempos señalados por Jehová para efectuar sus juicios han llegado. Sí, ha llegado el tiempo para que Jehová rompa su silencio.   

El resto de este libro examinará los asuntos judiciales relacionados con el juicio de la casa de Dios, y la naturaleza de los tumultos políticos profetizados en la Biblia; tumultos que causarán la ruina del sistema político liderado por el dúo anglo-americano, y la posterior ascensión al poder del agente terrenal que llevará a cabo los juicios de Dios, así como la destrucción de este a manos de Cristo Jesús y sus 144 mil santos.